Rojo cereza de capa alta y ribete teja. Nariz peculiar con aromas de frutillos rojos maduros sobre notitas terciarias, de la serie animal y especiados. Hay una delicada sensación cárnica ( filete con grasa a la plancha ), aromas florales blancos y tostados finos evolucionados, tabaco rubio, notas de monte bajo, algo que recuerda a los anisados y a las hierbas aromáticas. Maderas en descomposición, humus, calado, sutiles empireumáticos, anisados, flores marchitas y un fondo de toffee muy agradable. Todo presidido por un hilo frutal. En boca es rico, con cierta estructura tostada que rodea a una fruta del bosque madura, es fresco en el paso y aun ostenta algo de astringencia tánica integrada ( cuerpo ). Evolución mentolada, de regaliz y pastel de fruta en el horno, ciertos rasgos vegetales evolucionados. Retronasal terciaria, con algo de maíz tostado y toquecitos aldehídicos leves. Está estupendo, muestra el estilo ribereño domado por la botella en estos 25 años, con un carácter de tinto fino que es una excelente seña de identidad. Con los años y la sinceridad conmigo mismo me pregunto si estuviese cantando un Vega Sicilia Único de 1975, por poner un ejemplo : ¿ qué hubiese percibido ? pues algo no muy distinto a esto. Para todos los vinos el paso del tiempo en la botella es la mejor cura de humildad, para todas las regiones y todos los enólogos existentes. El oxígeno coge a los vinos de la mano hacía la “ Luz “ por eso todos los vinos de Jerez tienen ya un pie dentro del Cielo.