Joven , coherente y honesto
Botella borgoña de cristal oscuro, con etiqueta sencilla, elegante, clásica, con relieve e información escasa en la contra. El aspecto global es de un vino bien presentado, sin grandes reclamos visuales, muy coherente con la intención de que sea el contenido el que prime por encima del continente.
Corcho tipo DIAM5, sintético, calidad más que de sobra para el tipo de vino
En visual, de capa alta, limpio, brillante, de color picota con ribete violáceo. Lágrima densa y abundante, que marca ligeramente la copa
En nariz, se perciben desde lejos las notas a fruta roja y sobre todo negra (moras, arándanos) y se atisba ligeramente las notas de madera (lógico ya que sólo un 25% del vino pasa por bárrica)
En boca, se mantiene la predominancia de la fruta, aunque tiene mucha más presencia que en nariz la madera, dando un conjunto equilibrado, ligeramente amargo en el postgusto.
Un vino joven (medio crianza) con muy buenas razones y una vez escuchado a Andreas Kubasch, muy en línea con la historia/experiencia que se quiere transmitir/provocar con este vino.
Un gustazo!