A la vista tiene un color rojo cereza de capa alta con ribete púrpura con ligero viraje a tonos aranarjados.
En nariz encontraremos de inicio elegantes notas de maderas finas, regaliz, aromas especiados de pimienta y clavo, ligeros toques balsámicos, fruta negra muy madura, muy complejo y atractivo.
En boca tiene un ataque fresco pero contundente, un tanino presente pero sedoso, muy buena acidez y una gran persistencia.
En la etiqueta del vino queda reflejada la figura del Pantocrator quien con su mano derecha bendice y que es referencia iconográfica del arte románico. La etimología griega de Pantocrator, "el que todo lo puede", anticipa las características de este vino y su capacidad de soportar una larga crianza y, al mismo tiempo, el disfrute de quien lo consuma.
A la vista se muestra con un atractivo color rojo cereza muy cubierto, limpio y brillante, sin ninguna señal apenas de sus ya casi tres lustros de envejecimiento. En nariz destacan las notas de frutas rojas maduras y negras en sazón, regaliz, balsámicos, pimienta negra, clavo, chocolate con menta After Eight. En boca tiene una entrada con cuerpo y tanicidad, con buena estructura y al mismo tiempo fino y sedoso, con mucha elegancia. Final larguísimo y persistente, con una acidez bien marcada. Retrogusto agradable con recuerdos de las sensaciones vinosas, de frutas y de la crianza en barrica. Aunque se podría definir como un muy buen vino de Rioja de perfil clásico, tanto a la vista como en la fase olfativa comparte características de vinos de la zona de corte algo más moderno. Me ha encantado.
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