¿Qué hay de nuevo viejo?

     Me acerco a saludar a este autentico emblema de DOCa Rioja, que bajo mi punto de vista, aún cuando continua manteniendo su carácter clásico, ha ido sucumbiendo a ciertos aires de modernidad demandados por el mercado. Señal de ello son su grado alcohólico y su concentración frutal en los primeros años de vida. Adaptación a un mercado que desde primeros de los 90' ha ido dando la espalda a los clásicos más puros, pero a costa de una menor longevidad y peor evolución en botella. Esta botella hace tiempo que había hecho las maletas.

     Lo denotan sus tonos ocres y gastados, su capa baja y un ribete ancho ya muy degradado. Le falta brillo.

     En nariz le falta intensidad y expresividad. Apenas distinguimos algo de fruta roja muy reducida, especias (canela y nuez moscada) y un ligero balsámico recuerdo de su juventud. 

     La boca carece de gracia e interés. Salvan los muebles un recorrido aceptable, una buena acidez que lo mantiene y un tacto aterciopelado y amable. De nuevo se defiende a base de frutos rojos espolvoreados en canela y un atisbo de regaliz.

     Marques de Riscal Reserva, si no me equivoco, suma 157 añadas en el mercado. Dicho esto, todo lo demás que pueda añadir esta de sobra. Un vino, que sin abandonar sus rasgos clásicos, lo encuentro bastante cambiado, concebido para disfrutar en sus primeros años y del que ya no podemos esperar una evolución similar a la que registraba antes de que llegaran los 90'.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar