Cinco años más tarde

Dorado, muy limpio y con un burbujeo que si bien todavía es nervioso, empieza a decaer.

La nariz es bastante bonita, apuntando hacia notas pastelosas (como dice un amigo que sabe mucho de esto) o si lo quieren llamar de otra manera más fina, hacia la autolisis. Para que se entienda, todos esos toques mantequillosos, a pan, a horno, a brioche y a Navidad que les salen a los espumosos que tienen una cierta edad. Además de eso encontramos, melocotón, manzana reineta, canela y polvos de talco. 

En boca no defrauda, la amalgama está hecha, tiene clase y podríamos decir que todo fluye. Obviamente no es un grande, pero la apariencia es buena. Hay acidez, no encontramos trazas maderosas dignas de señalar y el alcohol tampoco destaca. El resto de la paleta es similar a la ya descrita.

Final largo.

Una sorpresa agradabilísima. El mejor, sin duda, hasta la fecha.

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