La Prieto Picudo sabe envejecer.

Han transcurrido 15 meses desde la última botella bebida de este vino y ¿qué me he encontrado?. El corcho perfecto y tintado de vino por el costado que está en contacto con el mismo.

        A la vista un color granate y con notas teja. Limpio y brillante. Buena, densa y lenta lágrima en su perezoso deslizamiento por el cáliz de la copa. Ribete rubí y teja.

      En nariz abundantes frutas rojas en sazón, notas de violetas características de la varietal. Madera en segundo término, ¡manda la sazonada fruta roja!.

      En boca le encuentro elegante, mineral, frutal, con la madera integrada y en segundo término, con incipientes terciarios en forma de débiles cacaos y tabaco. Muy equilibrado y con una fresca acidez que invita a beber y que le va a otorgar varios años más de vida. Los taninos domados. Muy grato y elegante paso de boca. Es un vino muy largo. Me da una permanencia de 3,45 minutos.

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