Color amarillo dorado de capa media-baja.
En nariz destacan los aromas de dulce de membrillo, los aromas citricos recordando la piel de mandarina, toques anisados, aromas florales, limpio y aromatico.
En boca destaca por su gran acidez que le aporta mucha frescura, sabroso, con la fruta citrica recordando el membrillo, goloso pero para nada empalagoso, melocotón en almibar, toques amielados, ligeros herbáceos, final largo, largo...
Uno de los mejores dulces blancos del país año tras año.
Tengo muy buen recuerdo de este vino y ya hace bastante que lo bebí por última vez, habrá que hacerse con una botella ;-) Me encantó por su complejidad y por ese excelente equilibrio dulzor-acidez que hace que te lo bebas sin enterarte. Por lo que veo siguen en el buen camino. Saludos!
Ferran
Pocos dulces en nuestro país están a la altura de este, lo compre para hacer una cata de quesos y naturalmente lo puse con un queso azul. La combinación es de miedo, para disfrutar.
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