Dorado, limpio y luminoso.
Nariz expresiva, sumamente varietal e impregnada de aromas primordialmente primarios. Perfume de flores blancas, tímidas notas amieladas, balsámicos y mentolados que abren y despejan el espectro, hidrocarburos que al segundo día terminan por difuminarse, humedad y piedras.
Maravillosa boca: grasa en su punto justo, paso envolvente, acidez marcada que le da un chispazo de vida, alcohol presente... Para beber, beber y seguir bebiendo. Falsas sensaciones dulces.
Final largo que evoca a aquellos idílicos paisajes de Walt Disney donde Aurora canta y el eco de su canción enamora al Príncipe Felipe. Quien tenga hijos, sea sensible y haya visto esa preciosa escena más de treinta veces, sabrá a lo que me refiero.
La Riesling generalmente es una uva que, o me parece facilona, o en categorías GG la noto demasiado afilada. Sin embargo hoy me rindo, soy un seguidor fiel, devoto y enamorado de la chardonnay, pero con cosas como ésta, o con un Hermannshöle de añada cálida podría echar de vez en cuando una canita al aire.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar