¿Un Ribers del Duero?.

Vino encerrado en una botella bordelesa que está vestida con una original y moderna etiqueta que con su color hace un guiño ala bandera israelita. Corcho que la cierra de silicona.
A la vista, un color rojo picota de capa media baja. Limpio y brillante. Fina lágrima que se desliza con pereza por el cáliz de la copa. Ribete rubí y picota.
En nariz me encuentro con frutas rojas en sazón, notas dulces y balsámicas. Leve monte bajo y sensaciones licorosas.
En boca es un vino fino, fresco, ligero y con presenciales frutas rojas en sazón, pues retornan las percibidas en la fase olfativa con una intensidad media. Notas de mineralidad. Es balsámico y al atemperarse aparece más monte bajo que el que percibía en la fase olfativa y se van difuminando las notas dulzonas. No es un vino de guarda. Para beber ahora y a pesar de mantener una acidez que invita a beber sin complicaciones. Ligero y correcto paso de boca. No es largo. Me da una permanencia de 1,45 minutos.
Un vino del que nunca díría que es un Duero.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar