Más estructura pero menos frescura

El vino Rosae 2015 tiene color piel de cebolla muy pálido, con ribete transparente y reflejos anaranjados.
En nariz nos saluda con fruta roja fresca y delicada (cerezas y frambuesas). La rodean ligeros balsámicos de hierbabuena y la avivan chispas cítricas. Con mayor oxigenación asoman las chuches, el azúcar glass y la bollería. Al fondo encontramos pinceladas de mineralidad y especias dulces (vainilla y canela) espolvoreada sobre crema pastelera.
Tiene una entrada amplia y untuosa. El sabor es a caramelo de fresa y nata, tiene tacto cremoso y un fondo ligeramente amargoso.
Tiene un perfil diferente al de la añada 2014, está más estructurado pero se echa de menos la frescura.

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