Enorme vestigio de una época histórica

Dorado intenso limpio y brillante.
Nariz de media intensidad y que nos sorprende de inicio a fin por su limpieza de registros, no parece para nada un blanco con 80 años. Notas de frutas maduras, orejones, tonos fúngicos y minerales, frutos secos. Pero lo que más nos sorprende es un fondo marino como de ostras y yodo muy característico. Distinto.
En boca está caracterizado por su magnífico esqueleto ácido que le hace muy disfrutable, vino fresco y balanceado, nada cansado y con viveza, ligeramente graso y con nervio, dejando en el final de nuevo esos recuerdos de frutos secos amargos y volviendo esos tonos yodados. Buena persistencia.
Curiosa botella de pesado cristal y formas irregulares que nos transporta a una época complicada en España pero gloriosa en Rioja, como fueron los años 20-30 del pasado siglo. Un vino en perfecto estado para su edad, limpio y con nervio, armónico y delicioso, que indudablemente nos dice que en aquella época había lo más importante: buena uva.