Todo en la botella se ha pensado y cuidado, desde la etiqueta, con una breve pero precisa descripción del proyecto, mencionando la uva, el nombre de la persona que ha contribuido al proyecto, nº de la botella (837, la que he abierto); la calidad de la botella, la forma, el corcho etc.
Desde el principio me encantó. Presenta un color rojo picota con ribete violáceo. Capa media baja.
Intensos aromas a fruta roja y negra: hay de todo, desde frambuesas, fresas, moras, grosellas, arándanos. Hay mineralidad, al final aparecen unos toques muy sutiles de balsámicos.
En boca es muy sabroso, con cuerpo y muy frutal, que hace que sea muy rico y placentero.
Me alegra que Cachina haya recuperado esas viñas y que formemos parte de este interesante proyecto
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