Corcho impregnado en su totalidad, inflado, sin ninguna adherencia al cuello de la botella. Había perdido un centímetro de altura pero seguía cumpliendo su función sin permitir fuga. Botella degollada y parcialmente decantada. Veamos: extraordinario color granate marronoso de capa media-alta, muy oscuro, tapado. Podría pasar por un Riscal de los 70. Turbio, sin brillo, con un finísimo granulado en suspensión y precipitado en forma de escamas en la base de la botella. Borde atejado, estrecho, con una gran diferencia respecto al menisco.
Conserva la plenitud de sus primeros días y una potencia que desafía la lógica. Embiste con su energía cinética. Un atropello de aromas a tueste de cacao, balsámicos (menta, after-eight), anís estrellado, maderas envinadas, bombón en licor, maraska, naranjas confitadas, grand marnier... La botella humea!!! No se queda quieto y en vez de venirse abajo después de un par de horas sigue en una tesitura altísima adquiriendo un sutil matiz a vainilla, fruta pasa (ciruelas, orejones), miel, bûche de noël, especias de navidad (jengibre, clavo, nuez moscada), azúcar quemado, caramelo de cola...
Pero es en boca donde lo borda!! Cuesta creer que estemos ante un vino de Elciego. De Riscal ha heredado esa veta de acidez que nunca se agota, la concentración y una estructura granítica. Pero quizás tenga más a ver con los antiguos Paternina y Mariano Lacort: la misma elegancia de vino abocado, puro, de profunidad abisal, fresco, vivaz, ligero al tacto, ligado y discursivo, del todo integrado, sin atisbo de decrepitud. Quién llegara a los 87 años en esta forma!!!
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2016/01/marques-de-riscal-1929-reserva.html