Muy duro aún...

Color amoratado, con reflejos azuláceos, capa alta, con lágrima densa.

Aromas de buena intensidad, dominados por notas lácticas y cremosas del roble, aunque se percibe con nitidez la fruta, muy madura: ciruela, regaliz dulce, moras.

Boca potente, con los taninos bien presentes y bastante secantes, lo que resta finura. Paso con volumen, cremoso, notas de café, vainilla dulce, fruta negra y una leve punta alcohólica. Final largo, deja un regusto de regaliz amargo.

Hay muchas horas de trabajo en viña y de selección, se ve buena materia prima, pero el uso de madera nueva, para bien o para mal, está ahí. En mi opinión, este vino necesita un mínimo de dos a tres años para domar esos taninos, ahora muy presentes y un poco molestos, y esa punta de alcohol.

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