Garnacha de Aragón

Desde este cambio de etiqueta y color, que no lo volvía a probar...Incluso debo decir que no me acordaba que me gustara tanto. Por lo menos eso es lo que me ha sucedido ahora.

Cereza oscuro intenso de capa media. Lágrima fina y transparente en el cristal de la copa.
La nariz reúne muchas bondades para resultar atractiva. Aúna intensidad, cierta contundencia y sobretodo resulta atractivamente compleja: Notas de frutas rojas (ciruelas, guindas...), entremezcladas con toques de regaliz, ramalazos verdes de monte bajo. Especias y cáscara de plátano (curiosa esta última...). No se percibe muchas señas o notas de la madera en esta fase.
En boca entra fresco, con un toque amargoso que le da nervio. Regresa a la boca la fruta roja y, aunque para esos 10 meses de unión con el roble se agradeciera más estructura y definición, resulta muy divertido de beber y nos regala un final de buena persistencia.
Me quedo con esa nariz tan atractiva.
Me quedo con el gusto de haberme reencontrado con este vino.
Me quedo con estas garnachas de Aragón.

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