Dorado limpio y brillante.
Gran intensidad y limpieza en una nariz que es puro mar, pura expresión salina. Notas de flor seca, frutos secos, tonos herbáceos e infusionados, especias, maderas viejas, incienso y un marcado fondo mineral. Con esa complejidad que su largo tiempo de crianza ha otorgado, pero sin perder un ápice de frescura.
En boca es un vino de gran elegancia, fresco, redondo, mineral, encantadoramente aldehídica, con firmeza en el paso pero siempre marcando esa proverbial elegancia de los vinos de esta casa. Final largo y con profundidad, quedando sensaciones de frutos secos amargos y esas trazas salinas, con una larga persistencia.
Las dos viejas manzanillas de Pedro Romero, bien Aurora en Rama o bien esta Manzanilla Olorosa son dos auténticas joyas llenas de encanto y belleza, dos vinos que aúnan como pocos la frescura y la prestancia de una línea de botas de primer nivel que por desgracia están llegando a su fin bajo dicha denominación. Esperamos seguir disfrutando de estas maravillas.

Saca de junio de 2014.
Lamentablemente, esta histórica bodega ha echado el cierre, así que esta será la última saca que podremos disfrutar con su nombre (veremos dónde aparecen las botas que quedan). Se embotellaba bajo pedido.

A la vista presenta un color dorado con destellos oro viejo, bien limpio y brillante.

Nariz de gran complejidad, con ese toque yodado bien presente, hierbas infusionadas, frutos secos, notas de viejas maderas.

Boca de gran precisión, con enjundia, el alcohol se deja notar pero está muy bien integrado, prepara la boca para lo que sigue: almendras amargas, sabores marinos, ligeros barnices y marcada mineralidad. Final muy largo de gran sapidez, fresco y muy complejo.

Grandísima manzanilla.

Saca de junio de 2014.
Color dorado no muy intenso. Limpio y brillante.
En nariz los aromas se muestran muy elegantes. Sutiles al principio, van tomando mayores dosis de potencia. Leves cítricos, pimienta blanca, almendras, caja de cerillas, plástico quemado, tiza, botica y algas.
Entrada en boca suave, dulce en el inicio del trago y algo más amarga posteriormente. Alcohol presente que no atosiga. Fresco y mineral. Complejo, va cambiando con la aireación.
Final duradero.
Una manzanilla con una increíble personalidad. No agrede y al mismo tiempo muestra su lugar de procedencia con fogonazos de mar, yodo, toques amielados y especias.