Vino de color amarillo pajizo brillante, con reflejos grisaceos, casi

Vino de color amarillo pajizo brillante, con reflejos grisaceos, casi metalicos. En nariz es toda una sinfonía primaveral con multitud de flores acuaticas, lirio, nardos, nenufares, etc. Nos recuerda al agua fresca de un manantial de alta montaña, notas de azahar, jazmin, rosas jovenes, piña piñonera, pichpin, paraguaya y lichis. En boca resalta su elegante y equilibrada acidez y su tacto glicerico.
Buen retrogusto (recuerdo mineral) y elevada persistencia.
Maridará perfectamente con pescados blancos, entrantes de marisco e incluso carne blanca. Recomendable tomarlo en copa pequeña y a unos 10 grados.

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