En formato Mágnum, el doble de placer, je,je...

Que vivo y fresco se muestra, no por ello tímido o esquivo, para nada, saca a relucir todo su arsenal de finas notas tostadas, ensambladas con las de la fruta madura, dotándole de complejidad bien entendida, sin sofisticación. Hay moras, arándanos, ciruela, algo de cereza, un punto balsámico, profundo y largo, bien afianzado con las notas de café, tabaco y especias. Vas metiéndote dentro, mascas la confitura, la tinta, el negror del terruño, la profundidad que alberga el alma de este vino. Que elegancia, que saber estar, que gusto da reconocer en él, el monte mediterráneo, con sus hierbas y esa tierra seca, retorcida por el sol.

En la boca es sedoso, fresco, jugoso, frutal, de un especiado fino, equilibrado, elegante, largo, sereno, se bebe sin querer, con gusto, rechupeteas, mascas la fruta, es goloso, más fresco que en el inicio, mentolado, los tostados te abrazan, las especias te enganchan, que bueno que esta... Y en formato mágnum, todavía más, porque esta como un chaval, tiene más vida por delante, que muchos de nosotros, pero no me arrepiento de beberlo ahora, por que te enseña, te lleva de la mano y te enseña de donde procede, por donde ha estado y por donde estará.