El vino que entra por los ojos

Dorado intenso brillante, limpio, precioso a la vista.
Con buena intensidad en nariz se expresa con franqueza desde un primer momento, sin apenas reducciones, con notas de flores marchitas, frutas blancas maduras, orejones, mieles, recuerdos de hierbas aromáticas, ligeros ahumados y un cierto bouquet especiado de pimienta blanca y canela. Muy expresivo y complejo.
En boca sorprende por su juventud, tiene acidez, un paso redondo y con peso, fresco y equilibrado, francamente armónico. Final con buena longitud y que deja sensaciones especiadas, de frutas maduras y cítricas, quedando un recuerdo de frutos secos amargos muy agradables. Buen balance grasa-frescura.
Impresionante el color de este vino, uno de los más bonitos que hayamos visto, un vino que sin duda entra por los ojos, pero no solo es esto, el vino estaba fantástico, limpio y directo, en perfecto momento de consumo a sus 52 años, mostrando una vez más la clase de la gran viura riojana. Un vino que nada tiene que ver con los actuales. Buenísimo.

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