Una gran botella de Rioja

Rojo Burdeos con reflejos marrones y ribete que no llega al teja. Nos ha sorprendido su limpieza (no hemos encontrado ni un solo poso en toda la botella) y su claridad. Capa muy baja.

Aromas intrincados que se han mantenido estables durante 24 horas, una paleta muy compleja y marcada. Fruta aún con viveza en forma de cerezas al marrasquino y corteza de naranja. También hay chocolate amargo, tabaco de pipa, hojas de sen, humedad y unos terciarios presentes pero que ni mucho menos son protagonistas en esta fase.

Pese a una aparente fragilidad, la estructura en boca es fantástica. Acidez y tanino todavía muy presentes. El alcohol y la madera, son los que se esperan en un buen tinto de esta edad. Un vino de casi cuarenta años con un estilo que se supone que ya es moderno debido a la añada pero que no nos lo ha parecido en su concepción. Verticalidad y carácter austero.

Final muy persistente.

Una gran botella.

 

 

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