Grata sorpresa en el pueblo de Benisanó. Restaurante de grandes dimensiones con parabanes para separar distintas zonas. Mobiliario sencillo (sillas algo incómodas) y aspecto de salón de banquetes.
Cocina tradicional valenciana donde la estrella es la paella de pollo y conejo, elaborada a leña, cuya fama es, sin lugar a dudas, merecida. Excelente sabor y punto del arroz. Los entrantes recomendados no me acabaron de convencer: buenas las puntillitas con habitas, no me gustó nada el ajoarriero de garrofó y el esgarrat arcoiris (con pimiento rojo, verde y amarillo) algo insulso por la falta de bacalao. Exquisitos los postres.
La bodega merece una mención especial por su calidad, cantidad y la presencia de grandes añadas a precios irrisorios. Copas de grosor correcto aunque no me acaba de convencer la geometría de las mismas.
Al final con los postres, café y los entrantes, la minuta ascendió a 40€ por cabeza. Teniendo en cuenta que la ración de paella son 10€, hay que controlar las entradas y demás platos que disparan la cuenta.
Volvería solo para beber más vinos de su bodega.
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