Simpatía Maragata.

Después de haber comido en “La cueva del Cura” y de pasarnos por “La Flor y Nata” para conocer a Yolanda y José Manuel, por cierto que la simpatía de Yolanda es algo fuera de lo común, no pierde la sonrisa a pesar del continuo trajín de clientes haciendo cola para comprar sus famosos Merles la especialidad de la casa, y de los que nos prepararon un platito para probar, bueníííísimos.

Al cerrar la pastelería nos acompañaron a tomar unas copas a un bar cercano, unas copas que acompañaron con unos pinchos de tortilla de patatas. Después de la comida, de los Merles, y sabiendo que casi era la hora de la cena, intenté resistirme, (pero la tortilla de patatas que junto al “Parmentier de bogavante con trompetas de la Muerte”, es uno de mis platos preferidos), estaba exquisita y la carne es débil, así que no puede resistirme.

Así de desganaos llegamos a cenar al Restaurante Serrano.

Como dice Anubis con la que por los pelos no nos encontramos, es un restaurante muy céntrico, me ha hecho gracia lo de comedor y servicio "a la antigua" lo que no es ninguna mala critica sino al contrario. Efectivamente todo lo contrario, si me preguntaran que es lo más me ha llamado la atención del restaurante Serrano, probablemente lo primero que se me vendría a la cabeza es el trato, la simpatía y buen hacer de los propietarios que nos hicieron sentir como en casa. (Parece que la simpatía es algo habitual en Astorga)

Para tres pedimos para compartir:

Una ensalada de bonito escabechado con tomate, muy refrescante.
Una de Cecina de Astorga con foie, polen de abeja y aceite de oliva. Impresionante la cecina de Astorga.

Seguidos de
Uno de merluza a la plancha
Dos de merluza a la en salsa verde. Como tendría yo que estar para pedir una merlucita habiendo en la carta platos como Garbanzos de pico pardal con pulpo aliñado con pimentón de la vera y aceite picual, eso tiene que estar de muerte, pero bueno será la excusa para volver.

De postre mi compadre Valentín, se atrevió con una Tarta de Ciruela, pero Rosa y yo solo pudimos con sendos GT’s de London y Citadelle respectivamente.

Para beber alguna cerveza, agua y una botella Aura.

Menos mal que eran las fiesta de Astorga y después dimos un paseo y casi, casi bailamos en la Plaza del Ayuntamiento.

Por cierto que en la plaza estaban haciendo una cosa de esas de soplar para ver el grado de alcoholemia, en la que tenías que rellenar una encuesta en la que todo el mundo por lo que pode ver ponía lo políticamente correcto, menos yo que puse la verdad. Como media hora después de la cena, con una cerveza, algo de vino y un GT, el resultado fue de “0”.
Me felicitaron, me regalaron una gorra y me dijeron que ya podía coger el coche para irme a la cama, cosa que hice encantado.