Impresionante

El pasado viernes, tuvimos el privilegio de poder cenar en este templo gastronómico y la experiencia fué impresionante.
Teníamos muchas ganas de ir y las espectativas eran muy altas, 6 meses de espera (reservamos en Junio) y en cierto modo, ¿por que no? miedo a salir decepcionados. Nada más lejos de la realidad, desde el primer momento notas que el sitio es espectacular. Aparete del local, presioso, tanto por dentro, como por fuera, la situación de las mesas, la iluminación, la decoración, las sillas, todo es perfecto. El personal es excepcional, la chica que nos atendió durante toda la cena, nos hizo sentir como en casa. En otros sitios, a priori, del mismo nivel, en ocasiones la forma de actuar del servicio puede llegar a incomodarte, aquí sucede lo contrario, en todo momento te sientes muy agusto.
Escogimos el menú festival (el largo), no sin ciertas reticencias, ya que en ocasiones hemos hecho menús largos y no hemos comido a gusto, pero a pesar de estas dudas nos decidimos por él y fué un éxito rotundo. 3 horas y media sin parar de recibir platos, a cual más estupendo. Lejos del cansancio que puede suponer este tipo de menús en otros restaurantes, aquí sucedió todo lo contrario, cuando acabas con un plato estás deseando que llegue el siguiente, y otro, y otro, a cual mejor. A quién vaya por primera vez, le recomiendo 100% el menú festival, ya que resulta reaqlmente sorprendente. El vino, dejé claro a Carles Aymerich que no me interesa tanto como la comida, y me puse en sus manos, me ofreció 3 copas (dos de blanco y una de tinto) que me vinieron clavadas para el menú. Cuidado con los maridajes, el señor de una mesa junto a la nuestra pidió el maridaje del menú festival y al final de la cena llevaba un tablón encima que no se gauantaba. Cuando nos fuímos, iba por el tercer café, una hora después de terminar la cena...
Los platos son justos y acertados, todo está medido y equilibrado, te sorprenden, pero no te resulta extraño, son redondos. Todos son sabores reconocibles y más o menos familiares. Los ingredientes son excepcionales y las presentaciones muy limpias y claras. Los fondos son muy tradicionales, caseros, me atrevería a decir...A pesar de lo vanguardista que es, no tienes la impresión de estar comiendo cosas raras y para mi esto es lo que difernecia a los buenos restaurantes del resto. Ahora todo el mundo se sube al carro de la vanguardia y de la tendencia Bulli, pero solo unos pocos hacen las cosas bien y sin duda este es uno de los mejores exponentes. La gamba con arena de gamba y todo su mundo submarino es algo espectacular, la ostra con escabeche de fino, la sopa de cebolla y el steak tartar: bocados sublimes. Me impresionaron las cocciones perfectas que presntaban todos los pescados y la carne, el lenguado, el salmonete y el cordero. Perfectos!!
Los panes 7 o 8 tipos a cual más bueno...Los postres, 3, para mi el mejor El souflé de rosas...
Saliendo por la puerta ya pensabamos en volver y desde luego que, en cuanto podamos lo haremos, eso sí, la próxima vez cenaremos de carta, que tiene una pinta estupenda.

Un saludo

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