No sé si fue Jordi el hijo de Jaime quien nos atendió, pero la entrada no pudo ser más desafortunada y ya nos dejó un mal cuerpo para toda la comida, por cuanto yo había hecho (hacía un mes justo, dado el sistema de reservas del restaurante) una "reserva" de un tipo de arroz, y aunque llegamos media hora antes de la cita, dicho arroz ya no pudo cambiarse por otro, y a pesar que mi mujer le dijo que las espardenyas (los inconvenientes de ser bióloga) "le daban asco". Con este panorama entramos en faena. La recomendación del vino, un Murviedro blanco, tampoco estuvo a la altura, por cuanto me pareció en exceso plano, y muy afrutado cuando la pretensión era que fuese seco. Lógicamente es un vino muy de la zona y mi conocimiento es limitado, por lo que se hacía menester la recomendación.
Dicho esto, el nivel de los platos, arroz incluido, demuestra que estamos ante una cocina de mucho nivel, desde la coca y la anchoa de entrante por gentileza de la casa, el pan caliente y en cestillo cerrado para conservar la temperatura (3,20 € dos panecillos), una magnífica exqueisada con un bacalao de categoría premium (10,50 €), los inevitables langostinos de Peñíscola (a precio de percebe, pero los caprichos se pagan, y aunque en la carta pone 8 uds. la ración era de 5 uds. (el precio, 26,50 € se mantiene, y la explicación de Jordi acerca que no eran de Vinaroz por las noticias que había sobre los langostinos de la zona, nos tranquilizó) El capítulo arroz ya descrito, la parienta se tomó el arroz "pelao" y yo menos arroz y más bichos, de un muy buen arroz, suelto, y en su punto exacto de sal, como lo habíamos pedido. Si la ración para dos fuera un poquito más generosa (en consonancia con los 50 €) no me habría importado ya que uno es de buen comer. Rematamos con una magnífica tarta de naranja (6,25 €) y dos cafés expresos a 2,25 € cada uno. No hubo ofrecimiento de chupito ni nada parecido, y tampoco lo pedí, porque últimanente me parece que hay una extraña conjura en cobrarlos y me sienta como un cuerno, así es que preferí no terminar como empezó la comida, porque es cierto que el camarero que nos atendió, es un profesional de mucho nivel (quizás algo "cercano" en el trato) y conforme la comida avanzaba el ambiente se hizo más agradable. Conclusión, comida de aniversario, en la que había puesto mucha ilusión por las referencias del restaurante, y sabor agridulce.