Siempre que volvemos un domingo de viaje de vuelta de Cataluña, intentamos cuadrar los horarios para hacer una parada a comer en Casa Jaime, restaurante familiar galardonado en 2013 por la Academia de Gastronomía de la Comunidad Valenciana por su cocina tradicional.
Entre dichas tradiciones, los arroces Calabuch o Columbretes, ambos fabulosos si bien es cierto que suelo pedir casi siempre el primero, elaborado con un fumet blanco de pescado de roca y morralla y, como ingredientes especiales, les espandenyes y las ortigas de mar. De las dos raciones salieron cuatro platos que, obviamente, engullimos sin protestar ni dejar un granito de arroz ¡Fantástico!.
En los entrantes suele haber una aceptable renovación según la temporada. En esta ocasión tomamos una coca casera de tomate, tonyina, pimiento y piñones (degustación obsequio de la casa) que invitaba a pedir una ración extra, unas navajas a la plancha y unas buenísimas croquetas de erizo de mar y de galera respectivamente.
Especial atención merce el Tataki de atún y vierias, con una salsa de soja ligeramente macerada con un punto de miel, y adornada con huevas de trucha asalmonada. Para relamerse.
Con los entrantes y el arroz ya estábamos bastante llenos pero no pudimos resistirnos a la propuesta de un postre fuera de carta para compartir entre dos, de Torrija con helado de turrón muy rico.
Cafés, agua y vino (un godello de Valdesil bastante resultón). La carta de vinos es algo corta pero, por contra, con referencias interesantes y precios bastante ajustado, con buen servicio del vino y copas Riedel.
Como siempre, volveremos en cuanto tengamos oportunidad.