Visita en pareja. Coincido en que es un local para ir una vez en la vida:

Visita en pareja. Coincido en que es un local para ir una vez en la vida: vale la pena. El mejor restaurante en cuanto a servicio, amabilidad, detalle, conversación interesante pero sin caer en el agobio, ni tampoco frialdad (problema en el que pecan muchos estrellados). El local es clásico pero elegante. La mesa espaciosa, cubertería de plata, copas Spigelau, carta de vinos suficiente y servicio inmejorable. Para mi, un diez en el servicio y felicito al Sr. Monje por mantener todo eso, tantos años y con tanta competencia. Tomamos el menú degustación 40 años: todo bueno, cantidad suficiente, incluso demasiado. La comida buena, pero sin sorpresas (algo clásica) y comes bastanta bien. El precio desorbitado, pero vale la pena por ver el servicio de sala: sirven delante del cliente y a la antigua, espectacular. Por la comida le pondría un 4, pero debido al servicio (apartado que sigue sin aparecer en Verema: craso error), le pongo un 5 para compensar. La cuenta 450 euros...una barbaridad para dos personas...