Para una comida rapida de empresa nos trasladamos hasta este local, a unos minutos de Santander y que se abrio el pasado verano.
En una antigua casona de piedra restaurada encontramos un local amable, hecho con gusto, con buena terraza para la primavera verano, un micro jardín y facil aparcamiento en esta epoca.
Dentro encontramos un local bastante amplio con una gran barra, cocina vista y mesas para una comida informal o unas raciones.
Ya sentados nos decidimos por unos entrantes a compartir y unos segundos... a saber:
Croquetas (hay que preguntar el sabor del dia), esta vez de setas, con diferentes formas y una masa cremosa, aunque en el limite. Correctas.
Tempura de verduras, con zanahorias, esparragos, shitakes, berenjena etc etc, acompañado de un bote con salsa de soja a pelo, algo fuerte. Rebozado correcto y sabor idem.
Una especie de tortilla de patatas fritas, algo duras, pero que no dejaba de ser eso, una tortilla, rica de sabor.
Yo tome hamburguesa de rabo con foie, algo grasienta, con foie, tomate, cebolla frita en tempura y salsas. No sé porque pero creo que los tres medallones de rabo eran industriales, de sabor algo matado, una bomba.
Ensalada gigantesca, arroces (rissotos) y salteado de solomillo cerraron los segundos.
Postres adecuados, aunque tb creo que el brownie no era de casa, venia acompañado con un platano estofado falto de sabor.
Para beber Fariña 2011, algo subido de temperatura, recien embotellado, no me entusiasmo.
No pague yo, pero le intuyo unos 22 por barba.
Habra que volver más adelante.