Efectivamente, un restaurante minusculo, pero con espacio vital para los

Efectivamente, un restaurante minusculo, pero con espacio vital para los comensales: mesas amplias, separadas, cristaleria impecable, la vajilla preciosa. El servicio es agradable, atento y eficiente. La materia prima fantastica: he estado muchas veces en Santander y nunca habia comido unas anchoas tan ricas! La merluza estaba de ensuenyo y el solomillo de buey perfecto. No vi la carta de vinos (solo los 4 o 5 recomendados); pedi si tenian algun catalan dificil de encontrar en Valencia (recordad, no tenia carta: pensaba que no habia), me sacaron un Balandra, pero preferi entonces tomar uno de los recomendados: un Rioja que no conocia, y de cuyo nombre no me acuerdo :-((( que estaba muy muy rico, y se nos sirvio decantado (por ser un vino sin filtrar). Pasamos de los postres y tomamos unos orujos (que no nos cobraron) en una agradable y larga sobremesa. Comida autentica, sin modernismos, pero una materia prima y elaboracion de las que ya no quedan.

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