Restaurante Francouzska  en Praga
Restaurante Francouzska
País:
República Checa
Localidad:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
3.5
Comida COMIDA
4.5
Precio medio entorno ENTORNO
9.3
RCP CALIDAD-PRECIO
1.0
Opiniones de Francouzska
OPINIONES
2

Restaurante perfectamente definido su localización y entorno, con nuevo compañero Ramón en su comentario al que acudí, en una cena con unas 50 personas, con menú concertado.

Con cierta desconfianza afronte dicha cena, y de hecho resultó de las ocho comidas que he tenido en mi estancia en Praga (cuatro concertadas y cuatro a la carta, por nuestra propia iniciativa) la peor de todas con diferencia.

Evidentemente elegante la entrada y la sala de comedor, pero dos detalles no me agradaron aun sin ver desfilar el primer plato, el primero que las sillas estaban revestidas con una funda de tela y el segundo, que de espaldas a espalda de comensal de mesa vecina paralela, había muy escaso distancia, justo lo que puede permitir deambular a un camarero.

El menú consistió en:
- Ensalada de pato ahumado con aderezo de naranja y virutas de parmesano: el pato consistía en seis láminas literalmente de carpaccio finamente cortado, frías e insípidas, algo de verdura y punto.

- Bacalao a la plancha con puré de patatas y salsa de leche de coco con hojas de lima: bacalao fresco ligeramente pasado de punto, puré de patatas sencillito y para de contar.

- Crepes de frutos del bosque helado de caramelo y crema fraiche: no pasó de normalito.

De beber: aparte de la consabida cerveza que se toma en Praga, vino blanco que si no me confundo se trataba de un Chardonnay con un nivel medio a alto, un vino tinto que no conseguí el poder decir qué tipo de uva se trataba, de un nivel medio. Vino de la casa que no constaba en su etiqueta la uva.

A pesar de preguntar en un correcto inglés a más de un camarero de que uva se trataba, haciendo honor y siguiendo la línea de su parquedad en las situaciones que nos describió el compañero Ramón, no conseguimos que nos aclarasen nada en absoluto.

Por tanto: aun pagando y bien (según el comentario de nuestro compañero) y aún en menú concertado (soy consciente de que la empresa no escatimó la economía, con otras experiencias más lo pude apreciar), no veo aconsejable en absoluto el quedarse a comer en este restaurante, en todo caso asomar a su puerta, ver y volver a comer en algún vecino.

Precioso restaurante ubicado en el interior de uno de los edificios más bonitos de Art Nouveau que haya visto, y que alberga entre otros el Smetana Hall, magnifica sala de conciertos.

El salón principal es francamente bonito. Mesas bien vestidas, vajilla, cristalería y cubertería a juego con el entorno, perfectas, aunque alguna zona de mesas debería tener mayor separación entre ellas.

Queríamos salir un poco de la taberna tradicional, de las salchichas, el codillo, el Gulash, sopas y demás tradicionales y en que hora se nos ocurrió.

Conocíamos el local de antaño, pero de ir por la tarde a tomar café y una porción de tarta, exquisitas por otra parte, o los sorbetes de frutas, magníficos, así lo recordábamos.

Pedimos menú degustación maridado (120.-€)

Mil hojas de higo y queso de cabra, chutney de sandia y lechuga con pimienta, muy rico. Vino: Sauvignon Prail, Colterencio, Alto Adige DOC, 2010

Foie Gras a la plancha con pera escalfada, cerezas en licor con bollito de pan de miel, exquisito. Vino: Chateau dármajan 2004 - Sauternes

Tournedo de vaca con patatas confitadas en aceite de oliva, lo más flojo. Vino: Lacoste Borie 2006 - Pauillac.

Selección de quesos franceses, excelente calidad. Vino: Don PX 2000

El precio es una exageración para tres platos + postre, si a esto le añades que por plato solo te ponen una copa de 0,15l, pues apaga y vámonos. La cantidad de vino que te van a poner viene reflejada en la carta, no hay engaño, pero lo parece.

El servicio es joven, inexperto, rancio y más seco que la mojama. Con los dos primeros servicios de vino me explicaban lo que me iban a poner, después ya pasaron, tuve que preguntarles y aun así, malas caras.

Ahora, que cuando acabamos y pedimos la cuenta y nos llega el camarero diciendo taxativamente que el precio no incluye el servicio y que hay que dejar un mínimo del 10% uno tiende a quedarse de piedra, pero uno ya tiene tiros dados como para cortarse un pelo y en el perfecto ingles de Oxford que me caracteriza no puede reprimirme y decirle “la propina es una opción y no una obligación, y usted hoy no ha merecido mi gratitud”.

NO VUELVO NI POR LA TARTA

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