Buena comida y precio de escándalo.

Este es uno de esos restaurantes que salvo que vayas con alguien de la zona que lo conocerá sobradamente, ó vayas por referencias, ni se te ocurriría visitar. En primer lugar porque los que visitan la zona prefieren costa y este buen local se encuentra aunque a pocos kilómetros de ella, solo al alcance de los que se aventuran a conocer los pueblos de interior y también porque hay alguno cerca que ofrece mejor imagen exterior.
El interior del local solo lo visité para llegar hasta la ubicación de los vinos, motivo por el cual no puedo valorarlo, ya que tuvimos la suerte de que nos acompaño el buen tiempo y disfrutamos de la estancia en terraza. No obstante se apreciaba buena presentación de las mesas. La cubertería, cristalería y vajilla simplemente acorde a la terraza, siendo las copas para el vino correctas.
Una de las cosas que más me llamó su atención fueron los vinos. No es que tenga una bodega espectacular en cuanto a cantidad, ni mucho menos, ya que la carta se limita a una hoja plastificada con algunos buenos vinos a precios comedidos, y para mayor singularidad te indican que puedes ver otros que no figuran en la carta y que están abarrotados sobre el comedor interior; siempre y cuando sea invierno puesto que en verano están en vinoteca. Pero si se sigue insistiendo en alternativas, entonces te acompañan para que elijas otro tipo de vinos en estado de buena conservación, de la categoría de Cirsión, Vega Sicilia Único, Chateau Petrus, Alonso del Yerro, Valbuena, Pisón y un largo etcétera...y ahí me han dado. Sencillamente se me quedaron los ojos como platos al ver la gama que disponían....repito, por la calidad de algunos que no por cantidad ni variedad en D.O.. En esta ocasión tomamos un Alonso del Yerro 2006.
Pero en este magnífico local las cosas son así, y nada mejor que dejarse aconsejar honestamente por su propietario que llegado el momento te dice basta, por considerar debido a lo bondadosas de sus raciones que hay comida más que suficiente.
Éramos cuatro comensales y pedimos toda la comida para compartir, iniciando con un excelente ajoaceite de la zona con unas tortas de sal y aceite...bueno, el ajoaceite es detalle de la casa como en la mayoría de restaurantes de la zona. Un plato de caracoles con un magnífico aliño típico de la zona que por lo visto debe ser secreto de estado (12€) sencillamente fantásticos; ajo colorado, que consiste en patatas cocidas con pescado en pimentón, todo triturado y por supuesto ajo (7€) muy rico; plato de trigo, que es un guiso de trigo con garbanzos, carne de cerdo é hinojos (7€) todo un pecado; Gurullos, que para los más desconocedores como yo, consiste en pasta hecha a mano en un guiso con garbanzos, conejo y morcilla (7€) éste simplemente estaba para echar cohetes; fritura de pescaditos (10€) muy variado y totalmente frescos.
Los postres de elaboración casera y dicho de paso muy ricos, consistieron en arroz con leche (3€); pan de calatrava (3.50€) y tarta de zanahoria (4.50€). Todo sencillamente espectacular.
Y digo yo, que pena no tener por aquí este tipo de comidas al precio indicado.
Al margen de lo anterior, iniciamos con cervezas, refrescos y finalizamos con los cafés de rigor; ofreciéndonos invitación de chupitos.
Nos atendió el dueño, con un trato amable y familiar, sin tiempo vacío entre platos, lo cual es de agradecer.

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