De lo mejorcito de la ciudad

Quizá el encabezamiento despiste un poco, si hablamos a nivel de estrellas igual es demasiado, pero si lo hacemos con los pies en la tierra se ajusta perfectamente a la realidad.
Veamos, el local esta casi casi en el centro, muy bien ambientado, con una decoración muy bonita y agradable, que le da un punto entrañable y cercano, con capacidad para unas 60 o 70 personas.
El servicio muy correcto y extremadamente amable, muy complacientes.
Las mesas correctas sin demasiados lujos pero muy apropiadas para la oferta.
Tienen una carta de vinos fantástica, con opciones muy pensadas y variadas que complacen todos los bolsillos. cosa que se agradece por que por poco dinero tienen vinos excepcionales y si te quieres gastar más, tienen referencias muy bien valoradas.
Con respecto a la cocina que es lo que más me interesa la oferta es muy cuidada. En principio cuando fui pensé que acudía a una bocatería sin más y la verdad es que esta muy lejos de esa denominación. Efectivamente tienen bocadillos, a los que sin duda le han sabido dar un punto muy diferente y superior a cualquier local de la ciudad, nada que ver. Pan de primera, combinaciones estupendas y productos de primera calidad, con denominaciones de toda España. Lo advierten en la carta. Los tres que probamos deliciosos : Lacón asado y torta del Casar, Presa Ibérica con romescu y la hamburguesa con foie.
Nuestras parejas decidieron pedir una ensalada, mil hojas de queso fresco. Y dos platos principales revuelto de lechecillas, y chipirones con duxelle de setas y jamón ibérico. Todo muy bien elaborado y presentado, en una vajilla que como nos dijo el camarero era de cristal reciclado hecho a mano super original.
Los postres no se quedaron atrás, pedimos unos borrachos con helado de vainilla y fresas, un sorbete de fresas natural y un biscuit de caramelo con chocolate. Deliciosos. Todos careros muy cuidados.
Da gusto tropezarte con un sitio así, que cuidan la calidad y los detalles a precios muy aceptables. Es un restaurante que da un nuevo sentido al salir de cena informal, dándole al bocadillo una nueva valoración de altura.
Me encanto y lo recomiendo sobre todo a los más exigentes ya que personalmente estoy cansado de buscar en esta ciudad sitios donde comer platos diferentes y de calidad, por supuesto acompañados de una buena copa de vino y encontrarme con auténticos desastres.
En contra diré que es un poco ruidoso, están a tope al menos el sábado que fui yo. Hay que reservar.
Les felicito y les animo a seguir así, apostando por las cosas bien hechas y ademas con la innovación justa.
Tienen menú todos los días, prometo degustarlo y contarlo.

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