En Miralbueno, en la zona de nuevas urbanizaciones próxima a la carretera de Logroño.
Moderno local tipo bodeguita con pizarras por las paredes ofertando a tiza los vinos y viandas. Se autocalifican como bistrot. Acogedor, luminoso y sorprendentemente poco ruidoso para lo reducido del espacio.
Buena cocina de mercado, con base aragonesa enriquecida con aportaciones diversas (vascas, catalanas, andaluzas…)
Tomamos, al centro:
• Tomate raf pata negra. Un sabroso raf con buen AOVE.
• Alcachofas de Zaragoza a la andaluza. Adobaditas y rebozadas, acompañadas de una salsa riquísima.
• Croquetas de mi madre. Correctas.
• Albóndigas de confianza en salsa de almendras. Sabrosas y jugosas, con la salsa trabadita.
• Costillitas de lechal a la parrilla. Tiernas y bien asadas.
• Lomo de bacalao confitado en salsa de piparras. El plato estrella. Bien ejecutada la pieza de pescado, potenciada por una salsa de guindillas vascas espectacular, con ese saborcillo tan característico pimiento verde/vinagre y un punto mínimo de picante.
La carta de vinos ofrecía cosas interesantes. Optamos por un chardonnay del Somontano, no estoy seguro pero creo que era Idrias, y una garnachita zaragozana con una pizca de syrah, Berola, lo último de Borsao, muy bien conseguida. Sin trato especial.
Buen servicio, bridado por el mismo propietario y una ayudante. Estaba lleno y aún así nos atendieron con amabilidad y prontitud.