Un local con grandes altibajos en las puntuaciones y que creo que corresponden a diferentes etapas de su cocina que ha tenido diferentes planteamientos pasando por las gatrotapas, catas, arroces y carnes. Actualmente la chef es Maria José Martinez y esperemos que estabilice como se merece el local.
Mantiene el comedor de la entrada con mesas bien vestidas y amplia separación, buena cuberteria y copas. Transmite paz y elegancia.
Un servicio en sala tan eficiente como prudente, que aconseja bien. Estuvimos solos.
Carta de comidas con propuestas de menú desde 20 a 40€ y el del chef por 60€ con 15 entradas pero con reserva previa. Opción de maridaje. El pan y aceite se cobra aparte (3+1 €).
La carta en sí tiene 4 opciones de arroz (siempre con mínimo de 2) y sobre 17-18€. También 4 opciones de pescado a precios similares. Muchos entrantes interesantes. Carnes hasta 7 opciones. Postres más creativos.
Arrancamos con unas cervezas y aguas con y sin gas, mientras elegimos la comanda
Para comer y compartir entre tres:
. brandada de bacalao con mermelada de tomate: por cortesía de la casa.
. huevo con setas de temporada y patata trufada: plato sencillo y siempre sabroso. Bien realizado.
. ostras valencianas (2 por ración): bien de sabor. Había opciones de servicio con granizado de naranja y con uva de mar.
. galleta Oreo salada x 2: hecha con oliva negra y quedaba algo blanda cuando esperas galleta crujiente. Bien de presencia y sabor. Dos por ración.
. manitas de cerdo picantes con parmentier de boniato: dificil resistirse y dificil de servicio, pero bien solventado. Punto de picante medio alto; muy sabrosas y para mojar pan.
. croquetas de fesols i naps: muy sabrosa. Pusieron 3 cuando la ración es de dos.
. ceviche de rape caliente con pitahaya: sobre un marinado de citricos. Interesante.
. steak tartar preparado con cognac Hennessy; resultó la carne poco sabrosa y al añadir más cúrcuma (creo) se perdió. El emplatado mejorable.
. chuletón de ¿buey? a la parrilla: buena carne, buen punto de fuego. Servido sobre verduras a la plancha
Los postres merecen una mención aparte y conviene probarlos. Una cocina que dedica especial atención al postre siempre es un bue planteamiento de cocina.
Tomamos:
. calabaza helado de pomelo y galanga: con zanahorias en láminas y jengibre. Precioso emplatado aunque el ser plano no le beneficiaba; buenas texturas.
. tarta de queso con frutos rojos
. frutos del bosque con mermelada de cerezas
Carta de vinos suficientemente amplia para poder elegir. Elegimos un buen blanco que gustó: Trenzado con variedad de uvas locales. Para el chuletón se nos propuso con buen criterio una copa de tinto, un ribera, Valldermiso que cumplió sin más.
Buenos cafés y unos petits fours de pastelito de calabaza.
Un local con base en el producto de cocina clásica, raciones en tamaño previsible para menús con varias entradas (fuera del concepto de primer y segundo plato) y algún guiño creativo (especialmente en el postre) con cuidado emplatado.