Visita ayer por la noche al nuevo restaurante que Quique Dacosta inaguraba oficialmente esa misma noche. Eramos 2 comensales y una tercera que no ocupaba "silla" pero que lo hará previsiblemnete en poco más de un mes (por cierto se llamará también Carolina....). Nuestras expectativas a tenor de los comentarios leidos eran muchas, pero tras poco mas de 2 horas, éstas se vieron ampliamente superadas.
Precioso, personal y muy atractivo este nuevo local aunque con un solo pero y es el espacio en mi opinión muy reducido entre las mesas que se encuentran próximas a la barra. En cuanto a la comida, optamos por el menu de 6 tapas + 2 postres (20€ + IVA) donde destacó un impresionante poché de huevo y morcilla, un yogurt de parmesano, menta y piñones y como última tapa un suculento arroz meloso de pulpitos y brocoli que estaba simplemente espectacular en sabor y cocción. Los postres (fruta escarchada y volcán de café con nieve polvo) también rallaban a muy gran altura.
Para beber fuimos a lo fácil, que es pedir sabio consejo a Monoli, quien acertó de pleno con un vino austríaco llamado Loibner Gruner Vetliner 2009, que maridó estupendamente con toda la comida degustada.
Raciones abundantes y cocina trabajada, donde se nota la mano mágica de Quique Dacosta, el cual por cierto se encontraba allí supervisando el trabajo en cocina. Incluso se acercó a nuestra mesa a interesarse por como marchaba todo.
En resumén una excelente opción para degustar una cocina de gran calidad, en un ambiente muy agradable y a precios excelentes.
Lo primero que nos dijimos a la salida del local es que "VOLVEREMOS SEGURO".
Gracias por tu comentario.
Vuelve Carolina es una formula, rompedora, tal vez hasta arriesgada para algunos, pero el que se atreve con la cabeza bien abierta y ganas de disfrutar, seguro la hace y MUCHO!
En cuanto a las mesas, el espacio es justito en todas ellas, también las del salón interior, esta sensación se nota más cuando la mesa es solo de dos personas.
Y el tema vinos insigne poder comer una pizza (de bolteus y parmesano) con una botella de Dom Perignon, solo Manuela es capaz de eso.
Comparto contigo: Chapeau!!
No, no!. Primero fue la decisión del nombre de la nueva inquilina de la casa. Lo que si que es verdad es que en cuanto nos enteramos de que abrían un restaurante con ese nombre, nos dijimos que había que ir a probarlo antes de que naciera el bebé y fuera ya demasiado tarde.
Anímate a probarlo, creo que te encantará. Yo de hecho estoy ya preparando una segunda visita antes del enclaustramiento que tendremos por una temporadita. Ahora eso sí, el encuentro es sagrado!
Feliz año y espero verte pronto.
Una abrazo
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