Bien, pero mejor en el recuerdo

Años hacía que no iba a comer a este restaurante, un clásico segoviano que lleva desde 1969 ubicado en una casona de su más bella plaza. Nunca alcanzó la fama ni el reconocimiento de otros, pero siempre ha sido un valor seguro a la hora de apostar por una comida típica sin grandes complicaciones.

La ocasión para volver fue una comida familiar, así que íbamos con un menú concertado (el del Galés) para 10 personas. Nos ubicaron en un comedor de la segunda planta, con buenas vistas aunque no el más apropiado para que accediera la persona de 84 años que venía, como les indicamos cuando hicimos la reserva. Mesas correctamente vestidas y para el vino copas simples, pero aceptables.

Después de un ratito de espera, empezamos con los entrantes: Un plato de un buen jamón de recebo cortado a cuchillo y unas apetitosas croquetas de ternera, york y queso. Lo sorprendente es que no nos pusieron platos para este primer acto, así que cada uno tuvo que tirar de mano o sostener con el tenedor las croquetas. No es que sea nada realmente importante, pero tampoco les había costado nada y se come más cómodo.

Como segundo elegí el cochinillo, bien asado, con la piel crujiente y en su punto. También probé el bacalao a la vizcaína, un buen lomo en su punto de sal y correctamente ejecutado.

Para que llegara el postre también hubo que esperar otro buen rato. El creppe de mandarina con nata y chocolate me pareció bastante monótono: Una enorme creppe con una montaña de nata y en medio una bola de helado de mandarina, que era lo único que tenía un poco de gracia del asunto. Un correcto café cerró la pitanza.

En cuanto al vino, con el menú nos sirvieron un Fuentespina roble 7, del que diré que no es mi estilo. No hubo servicio como tal, se limitaron a dejar las botellas en la mesa.

En resumen, la comida en sí estuvo bien salvo el postre, que me dejó bastante frío. Es una lástima, porque entre las cosas positivas que recordaba de este restaurante estaban precisamente los dulces. El servicio fue poco eficiente y tampoco estuvo bien el detalle de alojarnos en la segunda planta a pesar de haber avisado. A pesar de ello, creo que merece la pena volver a darle una oportunidad, los detalles que comento son subsanables, quizás sólo fue un mal día en ese aspecto.

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