"No tengo ni la más remota idea de qué coño cantaban aquellas dos italianas. Y lo cierto es que no quiero saberlo. Las cosas buenas no hace falta entenderlas..."
Hago válida esa mítica frase de Morgan Freeman en Cadena Perpetua para este Steak Tartar de Dolium. Magistral. Me importa bien poco lo que llevara. Sacan la carne de cocina picada a cuchillo y la maceran en sala en una mesa al alcance visual de todos.
Uno viene aquí por él. Pero además se encuentra con unos entrantes que ofrecen un guiño de actualidad.
Le precedieron, dentro del menú degustación, un Ajo blanco con sardina ahumada y uvas, y un Pulpo con falsa morcilla y humus de garbanzo.
Ambos a buen nivel y con tintes de modernidad, como bien apuntaba. Fresco y sápido el primero, y bien montado el segundo, con la originalidad de la morcilla que no era otra cosa que verduritas con tinta de calamar.
Y fuera de menú, un plato de Jamón y lomito ibérico de bellota. Buenísima materia prima.
El postre era bien básico, pero igualmente rico. Refrescantes dados de Piña natural en almíbar con helado de coco.
El restaurante tiene clasicismo, pero sin caer en lo rancio. Servicio de sala a la vieja usanza por parte de padre e hija. Perfecto en la secuencia de los platos. Qué tranquilidad da un mâitre así. Pendiente constantemente.
Buena vajilla, con cambio de cubiertos y copas en función de lo degustado. Aseos impolutos.
El menú degustación va cambiando como así demuestra su web. Salvo su estrella, su equilibrado steak.
La carta de vinos es clásica y con referencia digna de valencianos. Por convicción, más que por nacionalismo, fuimos a parar, y ya van unas cuantas, a los vinos de Hispano Suizas. Un Tantum Ergo Brut Nature 2010 para entrantes, y un Bassus Pinot Noir 2012 que maridó a la perfección con el steak.
Hubo antes un par de cervezas para limpiar esófago, y un par de tés verdes después.
Tenía muchas ganas de salirme de la corriente, volver a lo de siempre. Está claro que encontré lo que buscaba. Volveré.
Gestaste esa entradilla a las 5 de la mañana pasadas en una calle de una urbanización valenciana frente a un colegio?
¡Jaja! podría, pero no. En este caso me vino justo antes del garrafón que me dieron en un pub al que fuimos después de la cena. Tuve que recapitular, tío, porque hay que ver las neuronas que mata algo así.
Dime los otros. Gastrónomo y... Hablamos de los que lo preparan en el momento ¿verdad?.
Un saludo.
Tranqui, Jota, no te me vengas arriba ;-)
Otro para ti.
Uffff... Eso son ya sensaciones sentimentales a la par que organolépticas. Y bien sabes que soy todo corazón... La gente querida siempre sale a relucir en esas reuniones, y claro, no pudiste faltar.
Aragon 58.
Al menos para mi
Saludos
Pues para que un animal gastronómico como tu diga el mejor de su vida... Telita!
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