Al lado de la catedral, un agradable restaurante, amplio y con aspecto de

Al lado de la catedral, un agradable restaurante, amplio y con aspecto de haber sido reformado recientemente (creo que lleva funcionando desde 1973). Cocina basada en una buena materia prima, con interesantes platos de carne y pescados. Personal muy atento a pesar de estar trabajando a las cinco de la tarde por la aglomeración turística. El vino recibe un buen trato, carta relativamente amplia y precios no descontrolados (Sierra Cantabria crianza 97, 17 euros). Las copas podrían ser mejores. Por unos 30 euros por persona como muy bien. De los que apetece volver.

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