A través de intrincadas callejuelas del casco histórico de Valencia, como escondido entre edificios monumentales, encontramos la entrada de este local de líneas modernas que conviven con naturalidad con restos arqueológicos.
Ambiente relajado, atmósfera fría, estudiada iluminación intimista, disposición holgada de mesas… Maneras de lo que es, un gran restaurante.
Pedimos el “Menú a la carta” que consistía en 3 primeros seleccionados por ellos, y un segundo a elegir entre los de la carta.
Preguntamos si en la selección de entrantes estaba un arroz que nos interesaba y nos contestaron que no. Pero… lo sacaron como cuarto entrante, extra… y no nos lo cobraron.
Después de tomar unos frugales y delicados aperitivos de la casa, comenzó el festival:
----- Entrantes:
• Brandada de bacalao. La creación más frivolité de la velada. Como un helado de milhojas de espuma de brandada. Genial para abrir el estómago y prepararlo ante nuevos envites.
• Tataki de bonito soasado con cremoso de judías y pimiento asado a la llama. Qué sabor, qué punto y qué composición.
• Menestra fría de verano con velouté de amontillado. Sumamente original pues se trataba de una especie de ensalada de menestra. Fresca, balsámica, sabrosa.
• Arroz de caracoles sin caracoles. Algo diferente. El arroz, desnudo, con el característico sabor de los caracoles, abanicado con un aire mentolado. Sublime.
----- Principales (que compartimos entre dos):
• Lecha con ferraura, navaja y ensalada de algas. Un pescado magnífico, de carne rojiza, tersa pero casi grasa, muy jugosa. Pura materia prima realzada con la curiosa guarnición mencionada.
• Presa ibérica en adobo con ensalada de remolacha, mostaza y anguila ahumada. Vaya modo más creativo de cocinar la presa. Ese adobo… le confirió un punto sápido, etéreo, digestivo.
----- Carro de quesos. No entraba en el citado menú, lo pedimos fuera de él y fue espectacular. Lo que pensábamos que era un plato de quesos para el centro…. era uno para cada uno. Cinco quesos muy bien secuenciados.
----- Postres (además de los prepostres y los postpostres):
• Café con leche quemada, mantequilla y macadamia. Delicioso y apropiado.
Arrop es un preclaro exponente de la cocina de mercado, de autor, pero de MERCADO y AUTOR con mayúsculas: la mejor materia prima del mercado transformada por uno de los mejores, si no el mejor, autor de Valencia.
Una cocina consistente, incisiva, pero a la vez ligera. Una cocina en la que la materia prima se transforma, se potencia, se combina, se le dota de altura… pero no se disfraza.
En cuanto al tema vinos… Teníamos claro el tinto para los principales, que fue un Clos des Papes 2005 (consejo del forero-master Javier46) que estuvo simplemente formidable. Mientras éste respiraba, y para acompañar los aperitivos y entrantes, pedimos una botellita de Egly Ouriet Brut, sensacional, y como nos la acabamos muy pronto le pedimos consejo a ese pedazo de sumiller llamado David, y nos sacó algo que, siendo de la misma casa, lo superaba en todo: un Egly Ouriet V.P que provocó que le dedicáramos a David una merecida ovación.
Con la tabla de quesos, llegó el festival de vinos de postre, casi todos ellos por generosísima cortesía de la casa. A una copita de Amontillado VORS de B.Tradición le sucedió una de Riesling Spätlese Dönhoff Hermannshöle, a ésta otra de La Bota nº25… para finalizar con la explosión que supuso la Bota NO (saca de sep 2010).
Servidos todos ellos óptimamente. Me encantó la cristalería, de la casa Spiegelau, en especial las modernas copas de champagne, pues son las mismas que había comprado yo una semana antes, una mezcla entre una copa de vino y una de flauta, que a mi juicio facilita el disfrute del espumoso.
El servicio, acorde a la categoría del negocio: impecable.
En definitiva, una maravillosa experiencia en un restaurante que mima al comensal, que lo agasaja, que está pendiente de cada detalle, que se anticipa a sus deseos, pero eso no es lo más importante. Lo realmente importante es que se come a las mil maravillas.
P.D.: al igual que comenta en su valoración el forero y amigo Chini, con quien tuve el placer de encontrarme esa noche en Arrop, eché de menos en la sala a Alex (¡se está formando!... ¿para qué quiere aprender más?... ¡si ya sabe latín!)
El Egly-Ouriet VP es básicamente un Brut Tradition basado en la pinot de Ambonnay solo que con una mayor prolongación de la crianza en rimas, entre 55 y 65 meses dependiendo del degüelle. Para mí es el Egly más equilibrado de todos con respecto a su calidad y precio. Hará un par de meses abrimos una botella degollada en 2006 y estaba de cine, son vinos que agradecen la guarda. ¿De quién era el Amontillado VORS? ¿Tradición?
Saludos,
Eugenio.
Buf, vaya festival de comida y de vinos! A ver qué día me paso por allí, que es uno de los de la lista, lista cada vez más y más larga por culpa vuestra :-p Por cierto, peaso champagnes esos Egly, he tenido la suerte de probarlos los dos y como comentas el brut tradition está buenísimo pero es que el VP es brutal. Saludos,
Ferran
Ahí, ahí! A pasar por el aro...p!
Jeje
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