Una buena referencia

Parada en San Vicente de la Sonsierra, un pueblo muy bello, para comer y visitar el castillo, con espectaculares vistas sobre el Ebro y de la Sierra Cantabria. Pareja con dos niños y necesidad de seguir viaje, de modo que desestimamos husmear la carta de vinos y bebemos una botella pequeña de crianza de Sonsierra. Así que aparcamos el capítulo de vinos.
Para los niños: comparten una ración de patatas a la riojana y una de croquetas. Las patatas las probamos los padres, claro, y merecen una mención: estupendas.
Los padres compartimos dos ensaladas, una de tomate con jamón de jabugo y otra de "láminas de bacalao en ensalada con mango, gelleé de albahaca y aceite de perejil". La ensalada de láminas de bacalao que abre la comida es fresca y rica, siendo el aceite de perejil apenas decorativo, ¿qué aporta? . Presenta un defecto en mi opinión, y es que está sosa. Resulta un poco insípida.
De la ensalada de jamón y tomate hay que decir dos cosas: una, que está muy rica, aunque el jamón está cortado a máquina y probablemente pide el corte a cuchillo; dos, que las medias raciones son no ya generosas, sino descomunales. Esa cantidad de ensalada para media ración yo no la percibo como un rasgo de generosidad en las raciones, sino de desmesura. Devalúa la calidad. Se ve esa ensalada y se piensa: no voy a poder con el segundo.
Como se hablaba en este espacio en buenos términos del cordero a baja temperatura nos decidimos por él. El plato se presenta con una monotonía cromática que lo devalúa: visualmente no resulta tan atractivo como debiera. El objetivo de este cordero parece ser expresar las cualidades de esta carne sin apenas interferencia: posee sabor y lo que es mas importante, textura, y responde bien al proceso, pero queda levemente gelatinoso. Y de nuevo se ha dejado de lado la sal, y desde luego se ha hecho a posta. La propuesta resulta tímida, como escondida tras un velo, y no acaba de brillar. Hay cierta pretensión de delicadeza que frena y se hace evidente en el cuscús; es un convidado mudo.
El postre está al alcance de Pantagruel y sus descendientes: nosotros ni miramos la carta.
La atención francamente correcta, comenzando por la jefa de la sala. Las instalaciones estupendas, insólitas en relación a un pueblo de arquitecturas y trazados casi medievales.
Creo que con un poco de atrevimiento con los sabores y reduciendo la enormidad de las raciones, Casa Toni saldría ganando mucho, pero desde luego es una referencia indiscutible para quienes se encuentren por esa zona de La Rioja.
Resto de la factura la comida de los niños, pues contamina la cuenta.

  • Cordero a baja temperatura

    Cordero a baja temperatura

  • Ensalada de jabugo y tomate

    Ensalada de jabugo y tomate

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