Como Karlvin ya ha explicado cómo es el local, me centraré en nuestro almuerzo.
Esperamos unos 10 minutos en la terraza para conseguir mesa. Otro cuarto de hora para que el camarero se fijase en nosotros. Cuando finalmente nos atendió, a nuestras preguntas sobre qué podían ofrecernos se limitó a decirnos un par de platos. Tuvo que levantarse mi mujer para entrar y mirar en la barra qué había, preguntando al camarero de la barra, algo más afable que el de la terraza. No nos dieron carta de tapas, ni de vinos. Tampoco pudimos ver los precios. Copas bastante regulares. Sin carta de vinos. Nos ofrecieron un blanco de Rueda y un par de tintos de Toro. Finalmente tomé un blanco de malvasía, después de sonsacar al camarero. Justito de temperatura.
Tomamos 4 croquetas de gambas (buenas), 5 kalandrakas (similar a un San Jacobo con el añadido de chorizo, muy pesado), 1 pincho de tortilla (reseco), 2 cortezas (pasables), una copa de malvasía de la zona, 1 mosto, 1 corto de cerveza y 1 agua. En total, 20 euros, sin ticket ni factura.
Mientras me cobraban en la barra, pregunté por el dueño (no estaba) y comenté al camarero de la barra quién nos había recomendado el local. Pusó cara rara, habló con alguien y me pareció que me iban a decir algo, justo cuando me di la vuelta para irme.
No pienso volver, ni aunque me lo recomienden.