Restaurante Mesón de Pincelín en Almansa
Restaurante Mesón de Pincelín
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos noche, lunes, semana de Pascua y tres primeras semanas de agosto
Nota de cata PRECIO MEDIO:
42 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.1
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.4
Comida COMIDA
6.8
Precio medio entorno ENTORNO
6.0
RCP CALIDAD-PRECIO
6.1
Opiniones de Mesón de Pincelín
OPINIONES
16

COCINA: Tradicional
PRECIO: €€€ (menos de 35€ por persona sin bebidas)
Es fácil superar esa cantidad si te sales de los gazpachos y los arroces
AMBIENTE: Muy familiar, los empleados y los propietarios conocen a casi todos los comensales que allí se citan.
DISTINCIONES: Recomendado

LO MEJOR
─ Platos: el gazpacho de mero y gambas está muy bueno.
─ El servicio más amable y simpático que me he encontrado en mucho tiempo.
─ Sala muy bien montada con mesas amplias, manteles, etc.
─ La carta de vinos esta en una tablet, pero si solo hay una (me dio la sensación) y solo puedes filtrar por tipo de vino (blanco, tinto, etc), se puede mejorar esta estupenda iniciativa.

DEBE MEJORAR
─ Que te cobren por la miel de la torta es como si te cobraran aparte por el aceite de la ensalada.
─ Pan cobrado sin pedirlo.

Puedes encontrar más información sobre este y otros muchos sitios en loscomensales.es

Es un clásico en Almansa y se mantiene igual que lo recuerdo.
Se ha descrito suficientemente su estructura en los comentarios anteriores y por no repetirme pasaré a mis valoraciones culinarias. Solo comentar que las mesas, en el comedor que estuve yo, estaban muy juntas y la sonoridad es deficiente, se escuchan todas las conversaciones aunque no quieras.
La carta está basada en la cocina manchega con una presencia importante de los pescados y mariscos. Al que no lo haya conocido antes le puede sorprender, pero es tradicional en Almansa disponer de buen marisco y pescado.
Eramos dos persona y pedimos anchoa del Cantábrico con queso fresco, alcachofa rellena gratinada, patata rellena gratinada y el gazpacho marinero. No tomamos postres. Intenté pedir gachamigas pero me disuadió el maitre, por que había que esperar, es un plato que se ha de preparar en el momento y tarda un poco. ¿Estaría la cocina saturada?
Lo mejor el gazpacho, aunque los trozos de rape y atún había que buscarlos con esmero.
Para beber tomamos dos cervezas Alhambra y un Pago del Vicario 50/50. El servicio se limita al descorche y primera copa.

http://www.ojoalplato.com/archives/5368

Comida de viaje entre Valladolid y Alicante.
reserva por tfno la misma mañana (12.30) para 4 personas a las 15.30. Esperaba esta comida con mucha ilusión pues no había tenido ocasión de conocer el restaurante anteriormente y venía avalado entre mis conocidos por muy buenos comentarios. Para empezar, unas dificultades tremendas para dejar el coche (tiene aparcamiento privado en garaje con capacidad para 4 plazas), tras dos vueltas por la zona y ocupando parte de un paso de peatones decido dejar el coche esperando no recibir una multa. El local,espacioso, bien decorado, he leído que ampliado hace poco. pedimos como entrantes para compartir croquetas de jamón ibérico, impresionantes y huevos con jamón, respetables; habíamos pedido como plato principal gazpachos para los 4. tras las croquetas transcurrieron 45 minutos, momento en el cual nos comenta nuestro camarero que no nos pueden ofrecer gazpachos porque ¡se han quedado sin carne!. ofreciéndonos la alternativa de prepararlos con pescado. escuso relatar nustra reacción, tras las protestas lógicas, consiguen "milagrosamente" algo de carne para preparar cuatro raciones "huerfanas" de carne y caracoles, no sin antes habernos servidos los huevos. como postres pedimos para compartir una especie de suflé de melocotón (...) y una milhoja de crema. sin comentarios. Solo comentar que lo mejor de la comida fué el vino: una botella de Alaya 2010, D.O. Almansa, monovarietal garnacha tintorera, espectacular.
Resumen: lamentable experiencia y gran decepción. falta de profesionalidad en la dirección y en la cocina y correcto el servicio.

Comer en el Pincelín es garantía de acierto. Sus apuestas seguras en la carta, una cuidadísima selección del producto, un equipo de cocina experimentado y un personal en sala de años y años no pueden defraudar. Y, por eso, da gusto sumergirse de vez en cuando en este ambiente "clasicón" y homenajear en cierto modo a este tipo de locales por su pasión por la profesión, por su poder de adaptación sin tener que reinventarse como muchos otros, por el trato dado al cliente y por tantas otras cosas.

Comida para 10 personas en comedor privado. Hace unos años que una acertadísima reforma ha dotado a la sala de un aire mucho más actual. No es moderno para nada, pero eso sí: elegante, cómodo y, me repito, muy actual (a excepción de la entrada que sigue manteniendo la personalidad de lo que fue el local).

Recepción amable por parte del personal, cervezas, chicharrones y almendras fritas. Pedimos varias entradas (3 raciones de cada una, por si alguien presta mayor atención a la RCCP):

- Jamón ibérico de bellota con pan de crital, tomate y aceite de oliva virgen: espectacular la calidad del jamón y riquísimo el pan de cristal.

- Anchoa del Cantábrico sobre queso fresco, pimiento asado y una especie de guindilla en salmuerra: Tanto el queso como la anchoa de calidad extra.

- Terrina de foie con uvas confitadas, pasas y su reducción: excepcional la calidad, textura y sabor del micuit.

- Lomo de orza con pisto, all-i-oli y patatas a lo pobre: quizás la entrada menos sabrosa, pero sin desmerecer ni mucho menos.

- Ensalada de perdiz: genial. tanto la base como la propia perdiz con sabores potentes y perfectamente estructurados.

- Gazpacho manchego con pollo de corral, conejo, níscalos y caracoles (5 raciones para los 10 comesales: más que suficiente). En mi comentario de hace bastantes años ya refería la suavidad de este plato. Me reafirmo y sigo echando de menos un sabor más consistente. No me refiero para nada a falta de mejor producto. Tal vez una mayor presencia de algunas especias (pebrella?) o condimentos. No sé. Es muy personal. Aún así, rico.

- Postres al centro que no puedo detallar (no tomé, depués de la abundante comida): algo de chocolate y una especie de soufle (?).

El servicio del vino es bastante bueno: cata extensa, buen coperío, cambio de copas, temperatura adecuada... Tomamos dos Casa la Ermita Petit Verdot (26,80), dos de Summa Varietalis (28,50) y una de Carmelo Rodero Crza. (28,50), pues pedimos Pago de Carraovejas Crza. y no quedaba.

Cafés y GT de G-Vine con fever tree (11,50).

Junto con Maralba, creo que esta es la mejor opción para comer en Almansa. Si Maralba es de un estilo moderno, el Pincelín responde a lo que la gente entiende por cocina clásica.
Una comida para tres. Una persona pide el menú del día (38€)que consiste en unas cortezas de cerdo como entrante o detalle, una ensalada de perdiz ligeramente escabechada, muy rica, un lomo de rape bastante sabroso y unas extraordinarias manitas de cerdo (lo mejor de toda la comida). Como postre, un soufflé de melocotón con vainilla. Bien sin más.

A otra persona le traen un revuelto de espárragos, jamón... bastante bueno. Y como principal el gazpacho manchego. Es cierto, como he leído en otro comentario, que lo preparan algo 'light'. Aunque utilizan ingredientes auténticos, como los caracoles 'txonetes', para mi gusto le falta algo de punch. Aún así, está muy bueno, es muy fino.

Por mi parte pedí una alchachofa rellena al horno (sustituida por un calabacín), de sabor agradable; y como principal una paletilla de cabrito al horno. La carne estaba tierna, suelta. Correcto.
Probamos otros dos postres: leche frita (prescindible) y un delicioso tocino de cielo. Bebimos cervezas y agua, así que no valoro el servicio del vino.

Comida en viaje desde Madrid a Alicante. Coincido con la mayoria de comentarios expuestos. Me gustó mucho un pan de cristal con rallado de tomate, que acompañamos con una ración de un buen jamón bien cortado.Muy buenas también unas manitas de cerdo rellenas de foie y una paletilla de cabrito lechal asado.
En cuanto a los postres tambien creo que baja el nivel: Eramos 4 y tomamos para compartir un tocino de cielo (como en muchos lugares, mas que tocino de cielo parece flan) y un Souflé? de melocoton, que era un bizcocho empapado (cualquier parecido con un suflé era pura coincidencia).
Buenas, sin embargo las tejas que ponen junto con el cafe.
El servicio, amable y cercano.

Vengo a Pincelín desde hace más de 20 años. Lo he conocido cuando apenas era posible conseguir mesa debido a su escaso salón, y lo visité por última vez la semana pasada cuando me sorprendió una última reforma con mesas altas en la entrada y un nuevo salón y reservado.

Es de justicia decir, que no han afectado las ampliaciones y cambios a la calidad de su comida, siendo, en mi opinión, el mejor sitio de la zona para comer gazpacho manchego. Tampoco desmerecen sus entrantes, con especial mención al bacalao confitado con tomate.

Sí que pienso que no está a la altura en los postres, aunque, y tal vez por eso, yo siempre acabo pidiendo un rollito de torta con miel.

También hay que decir, que aunque no ha mermado su calidad a lo largo del tiempo, sí que ha elevado considerablemente sus precios.

Merece mejor puntuación.

El pasado domingo estuve con mi familia en este maravilloso restaurante. A todos nos encanta venir cuando tenemos alguna celebración. Nos sorprendimos al ver la reciente reforma y ampliación que le han dado al restaurante con distintos ambientes de moderno y clásico, se les nota el cariño que le tienen, haciendo honor al nombre de esta casa, como un pincelín! así se puede definir.
El servicio atento y profesional que hace que te sientas como en casa, al pasar por la barra ya te llama obligado a tomar una cañita y unos torreznos exquisitos. Al lado de la barra llama la atención una vitrina bien surtida. Tenían una gamba roja que se te iban los ojos, no pudimos resistir a la tentación y las comimos (impresionantes).
Pusieron dos platos de jamón ibérico muy buenos y sobretodo muy bien cortados y presentados, cesta con diversos panes, pan de pueblo, rosquilletas y pan de hojaldre. Terminamos las entradas con una ensalada de perdiz con un escabeche, bien logrado..para mojar pan! Comimos los famosos gazpachos manchegos con pichón, pollo de corral conejo, níscalos y caracoles, extendidos en tortas cenceñas que te presentan en la mesa. La primera impresión cuando te los sirve la cocinera desde la sartén, dices a ver quién se come todo esto! y conforme los vas comiendo y están mas reposados, cada cucharada te están mas buenos y nos los comimos todo. Al acabarlos, con la torta que nos quedó nos hicieron unos rollitos crujientes con miel y otros con anchoas, un capricho.
Mi señora pidió un solomillo con foie y reducción de Oporto, ni pestañeó, todo esto regado con un vino D.O Almansa Adaras Garnacha tintorera 100%.
De postre nos recomendaron el souflé de melocotón con crema de vainilla y probamos un poquito para degustar, realmente fantástico al paladar por su finura y suavidad. Terminamos con tejas de almendra, rollitos de vino y una copita de castaño dulce, para no olvidar.

Precio alto, la gamba subió la factura, sobre todo en estas fechas.

De tanto pasar por la A-31 a la altura de Almansa, esta vez nos acercamos a este clásico mesón-restaurante.

Nos llamó la atención la barra a la entrada y unas mesas altas para una comida más informal realmente atractivas.
Me pareció ver dos salones. Unos más clásico y otro más moderno. Al reservar para NO fumadores, nos llevaron a una mesa bien puesta en el salón clásico. Mesas demasiado juntas que propician el jaleo en sala. Te esperan unas estupendas almendras y unos torreznos de quitar el hipo.
Servicio atento pero absolutamente desbordado. Solo 2 camareros para 14 mesas (las conté por curiosidad). El maitre, que tomó nota con ciertas prisas, creo que no escuchó los comentarios que le hacíamos.
Carta muy clásica basada en productos de la zona pero con pescados y mariscos. Nos llamó la atención los mariscos expuestos (sobre todo unas quisquillas de Santa Pola y unos percebes realmente hermosos).

Comida para 3 pax:
Entrantes:
1 de rechigüelas fritas con ajetes (pedimos media ración y nos pusieron una entera). Nos gusta probar cosas nuevas pero no nos entusiasmaron.
1 de huevos fritos con virutas de jamón y patatas (bien)
1 de perdiz escabechada (perdiz abierta y muy bien preparada; no era de caza)

Segundos:
1 de solomillo con salsa roquefort (le pedimos al maitre que si era muy alto lo cortasen en dos; pues pasando. No nos pareció en cualquier caso una ternera de primera por el agua que fue soltando)
1 plato manchego (compuesto por unos trozos de chorizo, morcilla, lomo, pisto). Bien a secas.
1 de gazpacho manchego. Nunca lo había comido. Como experiencia vale, pero un poco austeros con los tropezones: 4 caracoles contados, un trocito de perdiz??? y otro de conejo (digamos que tiesecito). Los níscalos de conserva.

Postres:
Caseros. Faltaban ese día algunos de sus emblemáticos. Solo pedimos una leche frita flambeada con helado de turrón. Aceptable.

Servicio del vino:
Carta bastante extensa con todas las DOs y actualizada. Precios un pelín elevados (x1.5). El servicio justito. No tienen sumiller. Descorche y sírvase usted mismo con unas copas Rona solo aceptables. No pedimos vino en esta ocasión por estar de viaje. Aún así lo voy a valorar solo como regular por lo visto en otras mesas.

Precio total: 105.34€ (inc. IVA, 3x 1.40€ de pan y servicio y dos de agua mineral de 1 litro a 2.00€)

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