Lo mejor: la carne

Hacía mucho que no nos acercábamos a este lugar. Como todo el mundo sabe, Casa Juan es un spin off del Txistu y del Asador Donostiarra estando todos ellos relativamente cerca unos de los otros. También es sabido por todos que el modelo gastronómico y el tipo de público (famosetes, deportistas y la respectiva prensa que los retroalimenta) de los tres establecimientos presentan elementos comunes y que con todos nuestros respetos, nos sentimos muy alejados de ese tipo de propuestas, donde uno de las principales objetivos es ver y ser vistos.

Pero hay veces que las circunstancias mandan y la celebración de un almuerzo de trabajo, dió con nuestros huesos aquí.Lo siguiente no fue otra cosa que relajarnos y disfrutar e intentar con las experiencias de visitas anteriores que nos sirvieran para racionalizar en la medida de lo posible nuestra comida. Y si digo ésto, es porque cualquiera sabe que la carta del restaurante se "vertebra" sobre unos menús de degustación (que deberían llamarse de "deglutición")compuestos por una cantidad ingente de entrantes y raciones "arrojados" en la mesa que para alguien no sospechoso de comer poco, como soy yo, es imposible de terminar con ellos . Incluso con el de la versión reducida y consecuentemente más barato (35€ todo incluido).

Del lugar ya se ha escrito lo suficiente y no vamos a incidir más.

Servicio muy eficaz, mesa redonda y amplia para cuatro personas. Como el local no estaba muy lleno se conseguía un doble efecto positivo: un nivel muy cómodo de sonoridad por un lado y una climatización perfecta para un día muy caluroso como el de ayer.

Decidimos pedir a la carta (por las razones expuestas anteriormente) y a pesar de eso nos plantaron el plato de chistorra (un clásico) el paté de perdiz y unas aceitunas de Campo Real a modo de aperitivos.

Pactamos los cuatro comensales comer carne de principal y dejamos como entrantes:

Gambas plancha y cogollos con bonito

Gambas normalitas, ni bien ni mal sino todo lo contrario, y los cogollos servidos sin ninguna gracia de aliño.

Pasamos los primeros sin pena ni gloria.

Como ya anunciábamos, el principal consistió en carne de... vacuno mayor que no buey, fileteada. Una buena bandeja con un plato encima de una fuente de calor, donde te la acabas haciendo a tu gusto. Hemos de decir que la calidad de la carne es notoria, muy por encima de lo que se suele ver en la mayoría de los sitios. Buena textura, buen sabor... buen punto de maduración, sabor mineral. En este punto, cabe decir que nos ofrecieron repetir ( se puede repetir lo que quieras, dentro de lo razonable)

Con la carne, trajeron unos pimientos de tipo piquillo confitados.

En estos dos tiempos, tomamos para los primeros un Remelluri Reserva 2007 y para los segundos un Rincón 2005.

La carta de vinos es absolutamente predecible y aburrida, si bien es justo decir que los precios de las referencias no están desorbitados para lo (mal)acostumbrados que estamos por aquí.

Copas justitas, pesadas y de un grosor mayor al deseable.

Acabamos con café para todos.

Comentar que ya en la sobremesa traen a modo de detalle otra tanda de clásicos:sorbete al cava, plato de tejas y bombones, nueces garrapiñadas y unas pastas almendradas junto con las frasquitas de los orujos, pacharanes y crema de café.

A poco que te descuides, tendrás que estar un par de días sin comer.

Dos copazos de 100 Pipers y un Barceló con cola, cerraron la cuenta.

¿A cúanto ascendió? Pues a 192€.

Sitio que podría entrar en el circuito ese en el que salen algunos programas de TV en USA donde unos "fanegas americanos" se hacen apuestas a ver quien come más. Aquí, sería parada obligatoria, desde luego.

La carne está bien, por lo demás.