Manteniendo el listón alto.

Nos decidimos a probar el menú de fin de semana que elabora Alfonso y familia en Malkebien y este domingo comida de mi mujer, mis suegros, el pequeñajo y yo. Éramos 5.

Pedimos el citado menú de fin de semana compuesto por:

La ensalada valenciana al centro.

Primeros:

Manzanas rellenas de verduras con membrillo, queso de cabra y salsa de foie.
Paella valenciana con pollo de corral y conejo.
Pimiento de piquillo rellenos de morcilla y salsa.

Segundos:

Kokotxas de bacalao en pil pil de piña y yogur griego.
Carrilera de cerdo ibérico con salsa de queso Stilton.

Todos tomamos menú excepto el nano que tomó solamente un plato de una excelente paella, con el grano de arroz sueltecito y gran sabor, de vez en cuando le robaba a mi hijo una cucharadita de la paella que estaba muy buena.

Tanto al manzana como los piquillos excelentes, sobre todo las manzanas rellenas que estaban realmente ricas y con una presentación excelente.

Y los segundos pues las carrileras que se deshacían con la salsa de queso perfecta y mención aparte las excelentes kokotxas de bacalao, presentadas en plato de pizarra y concha que daban fé del excelente producto que trabaja el restaurante.

De postres carpaccio de piña natural con frutos secos, bizcocho de pera con mousse arándanos y el goloso del grupo (yo) unos tremendos porfiteroles rellenos de dulce de leche con chocolate caliente (brutal).

De beber nos dejamos aconsejar por el maestro Alfonso y acierto de pleno con un blanco con crianza Esporao Reserva 2009 (Alentejo), que aguantó de maravilla toda la comida aconpañando perfectamente tanto a carne como a pescado.

5 cervezas y un agua + 4 cafés.

El bueno de Alfonso nos invitó a mi y a mi suegro (a los demás no porque no quisieron, jeje) a una copita de tokaji vendimia tardía.

Mención aparte al trato amabilísmo y cercano de Alfonso y toda su familia y equipo, atentos en todo momento con mi hijo, sacándole incluso algún juguete y un placer escucharle en su explicación de vinos y platos.

Lo dicho, no quiero parecer pedante ni pesado con este restaurante ni parecer su sponsor, pero cuando las cosas se hacen con cariño , humildad y el trato es tan humano y familiar, ofreciendo un producto de calidad en un menú de esta altura, con una relación calidad - precio sin competencia, no queda más que reconocerlo y dar las gracias.

Por ciero el local estaba lleno hasta la bandera como todos los días, de lunes a domingo, que no cierran, aunque en Agosto cogen vacaciones que merecidas las tienen.

Nos vemos prontito.

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