Tres x Cuatro

Nueva visita al que creo mejor relación precio/calidad de Valencia. Eramos 3 comensales y aunque las raciones de menú son suficientes, somos poco dados a no probar, así que pedimos 3 menús y si alguna opción de las dos que nos propone Alfonso, no es nuestro plato elegido, pues uno al centro para probarlo. Al final es una comida de tres pero como si hubiéramos ido cuatro, pues Alfonso en lugar de cobrar platos extras, lo fundió en un menú entero extra y resultó mejor de precio.

De aperitivo y cortesía de la casa croqueta de lleterola ya comentada en el último encuentro Verema; mi opinión es que está bien hecha, es densa, sabrosa, contundente y aunque hay quien sabiendo de que está hecha, no le entre "por el oído" (como al amigo Nacho_GF), pues por "el paladar" no dejará de gustarle.

De primero, y por ser martes, arroz al horno con embutido de Onteniente para los tres. No es el mejor que he tomado, pero cumplió; un poco pasado de cocción, aunque también estábamos en el segundo turno de comida (¡¡sigue haciendo dos turnos en plena crisis!!); bien de costillas, bien de embutido aunque demasiado cocidas las morcillas, o estaban ya algo secas al meterlas en el horno, o se beneficiarían de meterlas un poco más tarde.
Los tres al arroz y al centro un hojaldre con membrillo, queso de cabra y cebolla caramelizada, muy bien elaborado y con buenos contrastes de sabores y texturas.

De segundos había pez vela que Alfonso nos comentó y describió de forma que nos convenció a dos y acertamos porque este túnido de "raza" blanca estaba en su punto de plancha; estaba para repetir.
La otra opción fueron pechugas rellenas bien de sabor, suficientemente jugosas, pero aunque pedimos dos raciones para poder probarlo todo, todos; perdió por goleada ante el túnido.

Postre habían 6 opciones así que descartamos la piña y manzana asada por razones obvias (postres menos elaborados) y los 4 postres fueron: brownie muy bueno, nada pesado, fresas maceradas sabrosas y refrescantes, la sopa de torrijas muy conocida y con muy buena realización y un extraordinario tiramisú. Ahorro la descripción de platos pues son casi todos comentados y quizás a la vista de tantos comentarios de este local, sea mejor transmitir más sensaciones que descripciones.

¿Y la bebida? Pues mientras elegíamos vino para la comida y llega las croquetas, unas copas de blanco (portugués, por supuesto) a recomendación de Alfonso: Luis Pato viñas viejas 2009, un blanco diferente por las barricas de envejecimiento.
En la comida un Burdeos Chateau Corconnac 2009 que podía haber esperado algún año más, pero las últimas copas fueron una maravilla. La sorpresa fué, como suele ser, el vino dulce que nos puso Alfonso un moscatel de Setubal de 20 años, Alambre, que está a medio camino entre un moscatel, un oloroso y un brandy. Gran sorpresa, cuando aun comentabamos ese nº 3 de la última comida.

Aparte dos de agua y los cafés consiguientes. Lástima de la hora porque al ir en segundo turno te falta un último empujón con otra copita de esos moscateles de Setúbal que Alfonso se maneja como si fuera un dulce cualquiera, pero que son auténticas joyas que enamoran.

A la salida los comentarios, aparte del Alambre, eran de lo bien que funciona la sala con Elena y compañía y el saber estar en todo y para todo de Alfonso. Y todo ello a precio imbatible (si hubiéramos comido como los tres que eramos, a 19€).
Tuvimos que poner fecha para repetir, aunque solo sea por esperar hasta el postre, para ver que novedad tendremos, en esos vinos dulces portugueses.

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