Yo era una de los tres desconocidos de la mesa de al lado. A mi me pasó lo mismo pero no tuve la suerte de conseguir comer lo que estaba previsto. En el menú estaba prevista la merluza y pedí un Riesling, la sorpresa fue que al servir el plato principal vemos aparecer los solomillos y nos quedamos descolocados. Al final nos anuncian que ha habido un error y que sólo hay dos merluzas, yo me quedé con el solomillo porque sabía que a mis amigos les apetecía, más que a mí todavía, la merluza. Yo no volveré a acudir a un restaurante en el fin de semana de cuina oberta y no sé hasta qué punto a ellos les beneficia. La vez anterior que estuve en Apicius me encantó, el servicio, la atención, el detalle, el producto, todo. Esta vez fue desastroso, ruidoso, caótico y desesperante. Esperas larguísimas entre plato y plato, descoordinación, caos y errores importantes. Me supo mal porque a mis amigos les había hablado excelencias y la impresión que tuvieron no fue buena. Yo sé que no es lo habitual y seguramente volveré para volver a disfrutar del restaurante como se merece y me merezco yo. Pero mis amigos en su primera y probablemente única experiencia no han tenido una buena impresión y esa es la que permanece. Es esa la imagen que se pretende dar a quien acude por primera vez aprovechando la semana de Cuina Oberta?Seguro que hay mucha gente que no vuelve. Yvonne estuvo encantadora y para compensar el error nos obsequió con una copa de un vino dulce Alemán que estaba delicioso.