Restaurante Tierra (Hotel Valdepalacios) en Torrico
Restaurante Tierra (Hotel Valdepalacios)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

Añadir vino por copa

Precio desde:
90,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
124 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
9.3
Comida COMIDA
8.8
Precio medio entorno ENTORNO
9.4
RCP CALIDAD-PRECIO
7.6
Frambuesas
Canelon de Almortas con perdiz
Cordero asado
Opiniones de Tierra (Hotel Valdepalacios)
OPINIONES
12

Dos años después volvemos a uno de esos restaurantes en los que la distancia (Maralba es otro ejemplo) nunca puede ser un problema. En esta ocasión disfrutamos además de la excelencia, exclusividad y atenciones del Valdepalacios Relais & Châteaux.

Centrándonos en la experiencia de TIERRA, recurrimos (desgraciadamente será una de las últimas veces) al menú largo (la edad no perdona), para disfrutar de diversas propuestas de José Carlos Fuentes, propuestas que se centran en productos de los alrededores del hotel, incluyendo ingredientes vegetales de cultivo propio o silvestre de la finca o recogidos a las orillas del Tietar, un número muy alto de ellos (se incrementan respecto de la visita anterior), se elaboran a lo largo de la velada en diversos artefactos que se van acumulando a nuestro alrededor de manera algo aparatosa, pero en cualquier caso con resultados efectivos.

Hay que destacar, por supuesto, el producto y la gran técnica en la preparación, la atención constante, y al revés de lo que ocurriera en la visita anterior, sala prácticamente llena. Creo haber oído que ha habido una reforma con posterioridad a la visita.

A destacar…, el excelente entrante de “Langostino salvaje y dashi del mismo”, el bocado de “Sin hueso y caviar imperial Sevruga”, el soberbio e imaginativo el “Arroz de setas silvestre y queso manchego con tuétano” (presentación asombrosa en el caparazón vacío del queso), la “Corvina con infusión de tomate quemado en caldo de perdiz”, muy bueno combinación en la “Pluma de cerdo ibérico con mojo asiático y coco-ensalada”, y como principal “Torcaz, parmentier de patata y salsa de vino” o “La sopa” (preparada durante más de una hora, y servida al final de la comida, con setas y berzas de la zona).

De los postres dos propuestas: “Fresas, fresas y más fresas” (frescor por todos los lados) y aparece de nuevo (probado recientemente en Dstage) el algodón de azúcar que cubre una composición de helado que no recuerdo exactamente, y por supuesto para terminar, la especular muestra que contiene “Carro de petits fours”, una autentica gozada en cuanto a visión y sabores, digna de ver y admirar.

A lo largo de la comida se nos ofrece la alternativa de ir probando diversas nuevas elaboraciones del chef para la futura carta.

De la carta de vinos, nos descantamos por PARAJE LA GOLOSA de Bodegas El Vínculo, vino con uva tempranillo vieja (con una media de 90 años de edad), envejecido en barricas de roble francés. Me gusto, pero esperaba algo más. Servicio de vino atento y profesional, para los quesos (de Elvira García –Ávila-) nos ofrecieron un Oloroso para acompañar.

La hora y media desde la capital, no es nada en comparación con el festín que volvemos a disfrutar.

Tenia muchísimas ganas de hacer una escapada romántica a este hotel Gourmand de la cadena Relais¬Chateau. Por fin hubo una excusa y nos escapamos una noche contratando un pack llamado Discovery que ofrece copa de bienvenida ( cava rosado) , alojamiento, desayuno, spa, y cena en el restaurante Tierra con el menú maridado. Hay la posibilidad de elegir un menú mas largo pero dado que era una cena éste nos parecio correcto y asi fue.

El restaurante es mas que amplio. El marco es incomparable ya que el hotel no puede tener mas encanto. Las mesas están situadas en una gran cristalera donde durante el dia las vistas son espectaculares pero al ser una cena no lo disfrutamos.

Enseguida se ocuparon de nosotros llenando nuestras copas de cava Colet Assemblage extra brut. Esta ( que nos rellenaron) acompañaron a los aperitivos que no recuerdo todos y que no vienen en el menú escrito que luego nos entregaron. Recuerdo un bombon relleno de tomate, un pequeño bocadillo de jamon, una gran bola de pan hueca super original, etc . Todo muy rico.
Llego una camarera con una barra de pan que nos explico que estaba fermentada tres veces que partió delante nuestro. Que pan ¡¡¡

Comentar que la presentación de todo es impecable: 10 en efecto visual.

Y luego empezó el menú:
• Tartar de ciervo, yogur y papaya fermentada. Riquisimo. El punto acido picante del tartar mas que original con el yogur y la papaya.
• Trucha con crema de liquen de Islandia y cebollitas a la brasa. La trucha sobresaliente. La salsa de liquen quedaba algo sosa. Pero original y rico el conjunto
• Foie gras de Andignac al vapor, caldo de perdiz, umeboshi, kumkuat y setas ( descubrí una lengua de vaca, un níscalo y un rebozuelo). Excelente plato. De 10
• San Pedro salvaje entre salicornias y espinacas, reducción de las espinacas y kikos. Dos buenos trozos de pescado en su punto. Las espinacas destacaban bastante y le restaban algo de sabor. Pero el conjunto muy bueno
• Cochinillo confitado con anchoas, naranjas y gochu-jang. Estaba muy bueno pero personalmente hubiera preferido algo de casa estando en esta zona. Jose Carlos Fuentes salió a comentar con las mesas y asi se lo hice saber. En cualquier caso el plato estaba de cine.
• Vertical de quesería Monterrobledo. Original degustación de quesos de cabra. Riquisimos
• Chocolate, sake, alga nori, madroño. Muy bueno y abundante postre que casi ni probé por imposibilidad material 

Carro de petit fours. El mejor y mas original . EMHO poco que envidiar a la famosa caja de El Bulli. Este es un gran carro donde hay hasta 31 petit fours diferentes que te explican ( imposible acordarse) y hay que elegir. En nuestro caso solamente elegimos un par de ellos porque no podíamos mas. No me acuerdo los nombres pero estaban muy ricos y eran muy orginales.

En cuanto a los vinos decir que no falto en ningún momento e incluso rellenaron la copa alguna vez porque por ejemplo nos faltaba tinto para el queso.

Fueron:
Cava Colet, Bouza do Rei, Alejairen, El Predicador y Tokaji 3 puttonyos

El precio no sé en cuanto estaría al estar en el pack pero por lo que vi en la carta creo que unos 130 €.
En resumen, para volver, recomendar y disfrutar. En mi lista de estrellas Michelin, este merece mas de una y queda entre mis top 5 de estrellados.
Enhorabuena por lo bien que lo haceis. Fue una experiencia alucinante.

A escasa hora y media de Madrid y en la poco transitada carretera que une Oropesa y Puente del Arzobispo se encuentra el fantástico Gran Hotel de Lujo Valdepalacios, un exclusivo y único Relaix Chateaux enclavado en el marco incomparable de la tranquila dehesa Toledana.

El Hotel cuenta en sus instalaciones con restaurante propio, si bien el motivo de nuestra visita es el conocer el trabajo del chef Jose Carlos Fuentes al frente del restaurante TIERRA. Jose Carlos, ex miembro del equipo de Carme Ruscalleda en Sant Pol y Tokio, asumió el roll de chef ejecutivo del restaurante TIERRA tras el fallecimiento del gran Santi Santamaria y la salida de parte de su equipo. En este 2014, el restaurante ha recobrado el merecido reconocimiento de la Guía Roja, tras la pérdida de una estrella por el cambio de chef.

El Relaix Chateaux, rodeado de naturaleza mires por donde mires, es por supuesto espectacular, la inmensa y luminosa sala del restaurante con capacidad para 35 comensales aprox. cuida todos los detalles, y sus vistas a la piscina y jardines bien merecen por si sólo la visita. Por supuesto, cubertería, vajilla y cristalería de lujo, con el aliciente de que a los “más pequeños” no se les permite el acceso…, ¿qué más pedir?

La dirección de sala (Maître-Sommelier) va de la mano de Luis Pintor que permanece en el restaurante desde los tiempos de Santi Santamaria, profesionalidad, juventud, simpatía y atención constante.

La carta de vinos es muy interesante, con precios variados, pero por supuesto, la elección del vino, con perfecto consejo y asesoría de Luis, fue para dos tintos de Castilla La Mancha, en concreto ZIRIES, un Vino de la Tierra de Toledo de casi 15º a base de Garnacha, con un 90%, siendo el resto Tempranillo y Cariñena , un vino que deja sensaciones de frescura a pesar de la alta graduación, y en segundo lugar probamos y disfrutamos de un MARQUES DE GRIÑON – Petit Verdot, que tiene la particularidad de ser el primer monovarietal en el mundo elaborado con esta uva, también muy bueno. Dos perfectas elecciones servidas a temperatura perfecta y con una atención constante por parte de nuestro anfitrión.

En la carta menú se advierte que todos los ingredientes vegetales que se ofrecen en la carta son de cultivo propio o silvestre que se recolectan por el propio equipo en la propia finca o en las orillas del Tiétar, siendo el pescado y marisco proveniente de la lonja de Palamós.

El Menú Esencia Tierra es un trabajo esplendido por parte de Jose Carlos, que nos ha dejado boquiabiertos en muchos momentos, el nivel es superior en todo momento. Comenzamos con una serie de aperitivos, entre los que cabe destacar, el langostino sobre crujiente de pollo, espectacular presentación sobre azada de campo y el bombón de chorizo.

A continuación comenzamos el festival con el “tartar de ciervo, yougurt, papalla fermentada” sobresaliente composición en el que el uso de la caza sorprendente en esta clásica composición que se presenta con yougurt (dibujada sobre el plato) y yema de codorniz además de la papaya fermanetada. Comienzo realmente muy bueno.

Igual de bueno, el “ajo blanco de liquen, caballa, yema de huevo de pato, ajo negro y uvas”, sencilla composición en el que la caballa destaca sobre el suavísimo ajo blanco de liquen, así como las “habas con caldo concretado de morcilla, menta y erizos de mar”, impresionante contraste de colores y sabores, gran técnica y perfecta elaboración.

La siguiente propuesta, nos informa Luis, es un punto de inflexión para el criterio de los comensales, es la “unión de Andignac y Guillardeau”. A pesar de lo arriesgado de la propuesta, la unión del mar y la tierra a través de las ostras y el foie con gelatina a base de jengibre y lima es decididamente muy buena, la ostra a temperatura más cálida de lo habitual es fantástica.

Al inicio de la comida el equipo de sala ha dejado en la mesa una cazuela en la que se cuece un pan de miso que queda oscurecido que es presentado con el muy sabroso “guisito de tendones y cigalas con encurtidos”, interesante combinación, que adelanta a la fantástica “sepia, corzo, aliño de sepia y mini puerros a la brasa”, deliciosas tiras de sepia acompañadas de puerros a la brasa y esferificaciones de oliva negra, otro de los imprescindibles.

La siguiente composición es la “panceta ibérica confitada, sopa de pan, ajo, algas y humeboshi”, en Internet compruebo que es una variación de un plato anterior de Jose Carlos “panceta de ibérico y espagueti de mar en escabeche, sopa de ajo, cremoso de queso de Oropesa, toques de humeboshi”, este segundo me llama más la atención sin haberla probado por supuesto, en todo caso, interesantes contrastes de sabores.

Como platos principales, de inicio “merluza de pincho, caldo de las espinas emulsionado con glass de caza y miso, toques cítricos”, fantástica, así como el “cochinillo confitado, anchoas, naranjas y gochu-jang”, y para acabar “lomo de gamo marinado en jugo fermentado de piña, cebolla encurtida, hierbas de campo”, buen género, buena composición y muy elaborada técnica en los tres platos. Entre medias, en probeta se presenta la “Manzana y Manzanilla; caliente y frío”, bebida de contraste un pelín aparatosa.

Para rematar, “vertical de quesería Cantagrullas”, tabla con 5 quesos y membrillo acompañados de un curioso pan de curry, y dos postres: “naranja, santolina y cerveza negra” y chocolate, eucalipto y jengibre”, muy buenos los dos, al igual que los sobresalientes petit fours, todos ellos de una imaginación deslumbrante (alguno en vaso de chupito y otros que incluyen jeringuilla), los petit fours son elegidos por el comensal de entre un carro realmente deslumbrante de colores y sabores. Todos muy buenos, un remate de 10 para una esplendida comida.

Gran experiencia gastronómica de la mano de Jose Carlos Fuentes (que salió a interesarse por nuestra opinión) y su equipo, recomendación absoluta para un lugar único y muy cercano a Madrid.

Dentro de las instalaciones del Hotel Valdepalacios nos encontramos con este magnifico restaurante en muchos sentidos.

Digo en muchos sentidos por que el entorno exterior es espectacular, dehesas verdes, aire fresco, pocos ruidos, se te abre el apetito, también porque el comedor es amplio, mesas muy bien vestidas, grandes y con separación más que generosa entre ellas. Por la atención impecable del maître, amable, cuidadoso y atento, y por supuesto por la comida.

Se nota la mano de Santamaria?? pues a veces, si a veces no, en cuanto a las aves y sus salsas podríamos decir que si, pero se ve que Ismael tiene criterio propio y sabe por donde ir.

Cenamos dos días seguidos en este restaurante, solo repitieron los snacks de entrada, en ambas veladas la cena constó de dos aperitivos, dos entrantes, dos segundos, pre-postre y postre.

Del primer día me quedo con el pichón, insuperable, y la raya de increíble textura. Del segundo día me quedo con el arroz negro y calamar suave pero de sabor eterno y con el cordero, en su punto, punto. De los postres me quedo con las frambuesas, quiero recordar que de el Valle del Jerte, suaves, dulces, delicadas, no me gustó nada el bizcocho borracho del primer día, demasiado mazacote.

Carta de vinos amplia, variada, con joyas y con novedades, pero el precio....amigo el precio.

Volver?? si estoy por la zona seguro.

Precio orientativo (sin vino), ya que las cenas las contraté con un pack por la estancia en el hotel.

Tienen dos menus, uno de 85.-€ creo y otro de 125.-€

  • Frambuesas

    Frambuesas

  • Canelon de Almortas con perdiz

    Canelon de Almortas con perdiz

  • Cordero asado

    Cordero asado

No me cansaré de repetir que Santi Santamaría es, además de un enorme cocinero, un gran formador de equipos. En el restaurante Tierra del hotel Valdepalacios vuelve a demostrarse lo anterior.
El restaurante presenta una decoración rústica elegante. El servicio, muy académico y eficiente, ofrece un trato cálido. Mención especial merece la cocina. Ismael Delgado, chef ejecutivo, presenta una culinaria impecable técnicamente en la que el producto es de inmejorable calidad. Lejos de extravagancias y alardes tecnológicos, Delgado nos obsequia con platos equilibrados y plenos en los que los ingredientes son felizmente reconocibles. Una cocina sabrosa de elegantes presentaciones. Platos como la cigala con su consomé y ravioli de ceps demuestran una depuradísima escuela (no en vano el chef ha estado junto a Óscar Velasco durante 8 años). Otros, como el San Pedro con verduras, son valientes apuestas por un producto excelso. El pato asado entero con pastilla de col y trufa blanca es un alarde de punto irreprochable, plato que se acompaña de un jugo del asado. Este plato se presenta en dos servicios: las pechugas, sangrantes y los muslos crujientes acompañados por un pequeño bouquet de ensalada y unas lascas de tartufo.
Las migas dulces con melocotón y su helado son un colofón perfecto para un ágape fantástico.
Los aperitivos son verdaderos mini platos (terrina de careta de cerdo ibérico con pistachos y crema ligera al pimentón, y huevo pochée sobre cous cous de morcilla de calabaza)
La tabla de quesos, signo distintivo de los restaurantes de la órbita de Santi Santamaría, es espectacular.
El servicio del vino es excelente; las copas son Zwiesel 1872. Tomamos cava de la Cuvée de Santi Santamaría, Alión 2005 y Oporto Nieeport Vintage 1987.
En resumen, Tierra es un restaurante que ostenta con orgullo y justicia la estrella que Michelín concede a Ismael Delgado. Enhorabuena.

Estupendo el lugar, las atenciones, y la tranquilidad del recinto. Pasamos dos dias de absoluto relax

El comedor muy agradable, mesas separadas y comodas.
El servicio atento y francamente profesional y cordial.
La comida muy bien en cantidad y elaboracion.A destacar el extraordinario solomillo de buey.

Aconsejable de todas todas.
Es un verdadero Relais & Chateaux

Aunque se dice que una estrella Michelín, aun no tiene nivel para justificar un viaje, esta vez organizamos un viaje por diversas circunstancias, desde Cantabria por Toledo y luego a Salamanca pasando por este restaurante, por diversos motivos como son su estrella reciente y las polémicas entre las cumbres de la cocina española.

Zona de Parking desangelada.

Recepción perfecta, tras pasar la puerta del hotel, degustando unos aperitivos en un salón antes de pasar al comedor definitivo.

Comedor amplio, con ventanales generosos a un jardín y piscina, con mesas bien separadas, vestidas y con vajilla y cubertería muy acordes. La mesa solo tenia un ligero problema, como es una mal aplome en el suelo.

Carta con platos sueltos y 2 menús distintos.

Nos decantamos, los cuatro comensales por un menú de medias raciones, tras ser aconsejados por el maitre.

Coca de cigalas, ñoquis de remolacha, mero en salazón y jabalí con su guiso de carrilleras: a destacar en sabor la coca de cigalas y en presentación los ñoquis de remolacha. Del resto nada que decir en ningún sentido.

Tres postres: Parfait, pastel de torta del Casar y milhojas: cumplieron sin más.

4 cafés, sin carta de cafés a 4.75 euros unidad.

Carta de vinos, amplia y bien dotada con precios subidos. Tras dejar ser recomendados tomamos: Ossian 06 (45 euros) y Predicador 06 (48 euros) en los postres 2 copitas de Ochoa, detalle de la casa.

Muy buen servicio del vino, con un Maitre sumiller perfecto en su trabajo, el resto de servicio con buen nivel.

El precio al final total 600 euros (las medias raciones a 0.60 en vez de a 050).
Lo relatado: 2 manzanillas (Lastau) 2 cervezas y un Gin Tonic.

Un detalle: Gin Tonic de Bombay Sapfire con tónica Fever Tree, en vaso hasta discreto, sin ninguna preparación especial (limón, hielo y los componentes) 18.10 euros+IVA.

En conjunto, alrededores del edificio para parking, mal. Personal e instalaciones con buen nivel. Buen servicio del vino. Cocina sin destacar.

Al maitre un sobresaliente.

El precio sin relación al resto: No justifica un viaje, aunque tengo que decir que ya sabíamos a donde íbamos y a que.

Muy buen hotel en una dehesa,yo diria que casi extremeña, con un restaurante gastronomico que para mi ha sido todo un descubrimiento.Asesorado por Santamaria,cosa que se hace notar.
Cenamos a la carta,magnifico Tierra Mar de Cordero y bogavante,unas excelente migas con bacalao y pochas, y para terminar un clasico como nos contaron alli mismo un jarrete de ternera, el cual trnchan el la sala.
impresionante carro de quesos..cuidadisimos y los cuales tomamos en vez de postre.

Gratisima sorpresa este nuevo restaurante un euna zona complicada y a la vez hay q decir que muy meritorio.
Excelente carta de vinos con vinos muy particulares, nos decantamos por un Ossian 2006. riquisimo.
Volveremos.Gracias.

Hotel Maravilloso al que acompaño unas GRANDIOSAS CENAS!
Estabamos de puente asi q aprovechamos para hacer una escapada mas que acertada...a hora y media de madrid...un lujo.
Menus acertadisimos las dos noches que cenamos, nos cambiaron todo incluso las tapas,servicio a la altura,como en pocos sitios,profesional, educado y amabilisimo no solo en el restaurante Tierra,si no en todo el hotel desde el desayuno al room service, equipo muy joven de sala del que ya conocia al maitre ya que viene del Santceloni de Madrid, Juan Ruiz Henestrosa que ya nos comento que era tambien el sumiller del hotel,joven y profesionalisimo, y al segundo maitre Alejandro que viene de tragabuches.
Carta de vinos muy trabajada y ampliandose continuamente con cosas curiosisimas, dejaros recomendar,acertaran.
En fin,un lujo...y eso se paga claro.
Volveremos claro,...antes de que caiga la primera estrella!
Gracias.

Visitamos este hotel por una oferta muy interesante que incluía estancia en el hotel y desayuno y cena en el restaurante, por desgracia esa oferta se ha duplicado de precio con lo que ya resultado demasiado tentadora. El hotel es un aunténtico lujo, un servicio impecable, las habitaciones mezclan el minimalismo con el clasicismo, se respira naturaleza y tranquilidad, está rodeado de encinas, que mejor marco para un restaurante de la calidad de Tierra. El restaurante, como no, a la áltura del resto del hotel. La sala es gigante con un número de mesas muy pequeño. El servicio del restaurante de los mejores que recuerdo y con mérito, puesto que cené dos veces seguidas, la primera casi lleno, y la segunda sólo nosotros!, en las dos ocasiones, el trato y el ritmo fue el mismo: atento y profesional, pero sin abogios. Respecto a la cocina, Ismael Delgado, recrea de una manera muy acertada los platos de Santi Santamaría. Productos de primera y sabores claros, nos comentó que Santi les tenía prohibidos hasta los sifones. Ismael nos causó una gran impresión, salió a saludarnos y estuvimos casi 1 hora con él, se nota que pone ganas en lo que hace. Respecto al vino, hicimos un maridaje que nos recomendó el sumiller, muy correcto y acorde con los platos. Seguro que en poco tiempo este restaurante aparecerá en las principales guías con muy buenas referencias porque lo tiene todo para triunfar.

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