El local no puede ser más típico, pues se trata de una auténtica barraca valenciana. El comedor está ubicado en el cuerpo central y único de la edificación, el cual mantiene la estructura original. Techo, suelo y paredes son también originales. El espacio está bastante aprovechado, pero no hay estrecheces, aunque el ruido de las conversaciones es algo elevado..
El servicio es eficiente y profesional, no hay que esperar casi nada para que te empiecen a atender, señal de que la cocina funciona a buen ritmo.
La carta de vinos es bastante equilibrada, contiene referencias clásicas y bastantes novedades de las nuevas tendencias en enología. Lo mejor es dejarse aconsejar, sobre todo por que algunos vinos todavía no se han incorporado a la carta definitivamente.
La carta como corresponde a su orientación es de cocina valenciana. La estrella de la carta son los arroces, en todas sus variedades, pero existen otras opciones. De postres los flanes, de naranja, café o chocolate, sin palabras, sobre todo el de naranja..
En conclusión, una buena opción de cocina tradicional para comer a gusto, lástima que se tenga que reservar con tanta antelación.
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