Es éste un restaurante de esos pocos que reúnen todas las cualidades para poder afirmar que estamos ante un excepcional lugar de deleite gastronómico.
La sala es espaciosa, luminosa, moderna y la separación entre mesas es más que generosa, además no está permitido fumar, detalle que se agradece hasta el infinito ( ya estoy realmente harto de acudir a restaurantes en los que se esfuerzan por ofrecer una propuesta culinaria de calidad y después permiten que algunos comensales, irrespetuosos bajo mi punto de vista con el resto de ocupantes de la sala que no fumamos, nos "ahumen" todos los platos y nos impregnen de tan desagradable olor).
El cheff Jordi Cruz es un gran cocinero que practica una coquinaria de una enorme calidad con elaboraciones nítidas, sabrosas y sin enmascaramientos superfluos. El producto utilizado en su cocina es exquisito.
El personal de sala es atento, eficaz, profesional y cordial ( cosa que muchas veces no se encuentra en este tipo de restaurantes).
En definitiva un maravilloso lugar que justifica las 5 ocasiones en las que hemos asistido para disfrutar de las sensaciones vividas allí.
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