Sorpresa a buen precio

Este fue quizás el restaurante del que menos esperábamos en nuestra ruta y uno de los que más nos dio.
Sala con una decena de mesas con ambiente tirando a rústico con suficiente separación entre mesas. Servico atento, desenfadado (incluido algún despiste) y super-simpático por parte de dos chicas con ganas de agradar. Gracias por ello (justo al contrario de la experiencia en El Portal del Echaurren).
Carta muy, muy atractiva, basada en una excelente materia prima. Ninguna pega para compartir raciones y emplatarlas por separado y presentarlas escalonadamente, cambiando el servicio entre uno y otro. Presentación perfecta en todos los casos.
Aperitivo de la casa: Pinchitos de tortilla de patata con pimientos del piquillo.
Comida para 3pax:
Ensalada templada de manitas de cerdo con cigalas (equilibrada, riquísima).
Pencas de acelga rellenas (perfectas, suaves y finas; para repetir)
Saquitos rellenos de morcilla (requete-bien)
Huevo de corral con bacon sobre patata (de saltarse las lágrimas)
Segundos:
Mero al horno (perfecto)
Ciervo asado (buenísimo, muy tierno)
Lomo de buey fileteado (quizás lo más flojo de la comida)
Postres:
Un coulant de chocolate (intenso de sabor, aunque el pero es que vino caído de la cocina)
Torrija con helado de Bailays (riquísima)
Vino: La carta está sobre una botella con lo que no es muy extensa (95% riojas y sin añadas), aunque muy bien seleccionada. Precios ajustados. Tomamos Gloria de Ostatu 2004 (33€ + IVA). Resultó ser un vino que necesita todavía un par de años de botella, por lo que no acompañó bien la comida. Quizás eché en falta alguien en sala que nos hubiera asesorado. El servicio, por tanto, descorchar y te sirves tú mismo. Copas solo aceptables (y únicas).
No hay detalles en la sobremesa y el único vino de postre que me pudieron ofrecer un Chivite Moscatel (no el vendimia tardía) que no tomé.

Precio total: 142.58€ (inc. IVA y servicio y pan 3x0.85€)