Con la perspectiva de un fin de semana con puente incluido, gracias a nuestra fiesta nacional, que cayó en martes, decidimos atravesar los Pirineos para ir a descubrir la gastronomía de dos comarcas de la Cataluña central que no conocíamos, El Lluçanès y El Berguedà. Esta visita se la debemos en parte a la lectura de los buenos comentarios de Farmonton y Obiwan Ferran sobre los dos restaurantes que visitamos.
El sábado 11 de julio habíamos reservado habitación y cubierto en la Fonda Sala, situada en la plaza mayor de Olost de Lluçanes. Esta Fonda familiar, la del pueblo de toda la vida con su tradicional casa de comidas y su modesto hotel, esconde en su interior una pequeña joya gastronómica, el Restaurant Sala, con una estrella Michelin. Al frente de toda la fonda y dirigiendo sus fogones está el Chef Toni Sala, con una gran experiencia culinaria y con muy buena reputación en la preparación de platos de caza (Octubre a finales de Enero)y de otro producto estrella en la zona, la tuber melanosporum. A finales de Enero y principios de Febrero organiza jornadas gastronómicas sobre estos dos productos.
Su cocina es de producto fresco de temporada y sobre todo representativa de las zonas de Osona, Lluçanes y Berguedà, comarcas limítrofes, situadas entre campos de cultivos, bosques, prados, montañas y ríos.
Como llegamos hacia las 13 horas, y estábamos algo hambrientos tras haber efectuado 3h30 de viaje, optamos por comer en la casa de comidas, antesala del restaurante estrellado.
Ambos escogimos dos platos del menú del día y un postre. Tomamos "Guisantes con jamón" y "Dorada a la donostiarra con patatas fritas caseras", ambos platos bien cocinados.De postre comimos, MC un excelente "melocotón" y yo un "mel i matò" que estaba bueno pero que hubiese estado mejor si la miel hubiese sido artesana... Para beber tomamos 3 cervezas Moritz. Pagamos 10 €/persona (incluido en un pack media pensión). RCP sin comentarios. A mencionar que los desayunos merecen una parada.
A las 21h traspasamos el umbral de la Fonda y cambiamos de escenario al entrar en el restaurante gastronómico donde habíamos reservado mesa. Su decoración es de línea clásica, funcional, donde la madera barnizada es omnipresente. No recuerdo muy bien, pero deben haber unas 10 o 12 mesas, redondas, muy amplias, bien separadas las unas de las otras, bien vestidas con manteles y servilletas de lino, buena vajilla y cubertería y como no, copas Riedel. Al fondo de la sala se encuentra la bodega. La sala está dirigida por el hijo de Toni Sala, que también hace el papel de sumiller. El servicio fue bueno, profesional y al mismo tiempo familiar. El servicio del vino también fue bueno. Tienen una carta de vinos bastante amplia con muy buenos caldos y añadas. En su bodega tienen vinos de todo el territorio español, franceses, italianos, australianos...
El restaurante, propone la carta y dos menús gastronómicos, optamos por el menú corto, denominado Perot Rocaguinarda.Las fotos del menú pueden verse en el 1er comentario.
Para empezar nos sirvieron como aperitivos unas Olivas Arbequinas, un Tartar de salmón sobre tostas y una Crema de puerros Buenos.
Los aperitivos parece que no han evolucionado mucho pues son prácticamente los mismos que tomó Farmonton en el 2010.
El menú fue el siguiente :
Tataki de atún con brotes verdes Muy bueno.
No me sorprendió, porque este plato se ha convertido casi en un estándar ... aunque haya muchos restaurantes que lo masacren.
Canelones de faisán con bechamel y trufa de verano Un plato excelente, para repetir y repetir...
Fue la primera vez que el sabor de la trufa de verano me impactó, hasta ese momento todas las degustadas, la mayoría en procedencia de Italia, habían sido de una gran insipidez. Al comentarle a Toni Sala mi sensación, este me comentó que era debido a que primeramente estas trufas eran del terruño y que además estábamos en el momento álgido para el consumo.
Bacalao confitado con aceite, romesco, "mousseline" de manzana y garbanzos de Oristà Un plato de 10.
El bacalao estaba "extra-ordinario"con sus lascas brillantes, firmes, bien diferenciadas, con gusto a bacalao... si, con ese pequeño punto de salado que le confiere su personalidad. La "mousseline" de manzana se maridaba perfectamente con el pescado y que decir de los garbanzos de Oristà, pequeños y de piel finísima, de los mejores que he comido, puro caviar de la tierra.
Entrecot de vaca gallega troceado, con 40 días de maduración, espárrago a la plancha, membrillo y orejones Carne de excelente sabor y perfecta cocción.
El acompañamiento estaba a la misma altura, el espárrago fresquísimo y con gusto a espárrago, que ya es decir... el membrillo y los orejones nos parecieron un poco desconcertantes.
De postres, tomamos :
Pastel de nueces con helado de turrón Muy bueno
Tarta de manzana caliente con helado de vainilla de Tahiti También muy muy bueno.
Para acompañar la cena, le pedí al jefe de sala que me propusiese un vino blanco con cuerpo, de preferencia un xare-lo y me presentó un crianza Principia Mathematica 2014 DO.Penedès, con 6 meses de barrica de roble francés, 100% Xarel-lo viñas viejas. Me gustó muchísimo, lo encontré fresco, muy estructurado, y con un final largo y persistente en boca. También tomamos una botella de agua de 1l.
Finalizamos con 2 buenos cafés y unas muy buenas "mignardises" : mousse y trufas de chocolate a la naranja.
La cuenta ascendió a 64,90 €/persona (precio menú solo 51 €). Muy buena RCP. Tuvimos la ocasión de conversar con el chef en diversas ocasiones a lo largo del día y de la cena y nos pareció un hombre amable, afable, sencillo y un gran conocedor de la gastronomía de su terruño. Su cocina se merece perfectamente la estrella michelin que ostenta. Recomendable. Volveremos y si nos es posible, para degustar su cocina de caza, setas y melanosporums.
